Al borde del camino

A todos se nos escapa una sonrisa casi compasiva cuando vemos esos documentales en los que habitantes de remotas selvas contemplan el paso de los aviones sin comprender nada.

Nos sentimos incluso movidos a reí­rnos cuando vemos sus reacciones en alguna pelí­cula al descubrir un casco de coca cola o cualquier otro objeto arrojado como basura y recogido como un presente de los dioses.

Pero si miramos a nuestro entorno nos daremos cuenta de que en cierto sentido nuestra situación no es mucho mejor que la de aquellos aborí­genes.

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