Sueños

Publicado en Diario de Noticias de Álava el miércoles 7 de octubre de 2020

Esta noche he tenido un sueño. Iba por el viejo camino de postas en dirección a Arlabán. Acababa de pasar Arroiabe cuando apareció ante mí un enorme muro de hormigón. Me detuve, saqué mis gafas de realidad virtual, coloqué mi movil y la presa desapareció. Ante mi se abría el estrecho que daba paso al valle de Gamboa. Volví a la realidad y continué camino hacia Ullibarri. Me detuve en una curva y repetí el proceso. A mis pies surgieron tierras de labranza, caminos, alguna casa que otra y al fondo, dando vueltas, el río. Todo en colores, todo vivo. Pensé en la suerte de disfrutar de tanto desarrollo. Agradecí a ingenieros y artistas del 3d y la tecnología 5G su capacidad para devolver a la vida aquello que en su día inundamos. Hasta comprendí que el sacrificio que nos impusimos ahogando la tierra en que vivimos estaba justificado. Esa electricidad que fabricamos tirando aguas Barazar abajo nos había traído a este paraíso de la revolución industrial 4.0. No nos hacía falta el mundo, podíamos recrearlo con unas gafas diseñadas en Miñano y fabricadas en China. Como Moises frente al Mar Rojo bastaba un click para apartar las aguas del pantano. La geolocalización, la modelización en tres dimensiones y hasta la inteligencia artificial aplicada a la animación de bueyes, ovejas y pastores nos dejaban recrear aquel mundo arcaico del que nos separaban apenas 70 años. Y todo gracias a nuestro empeño por ser avanzados y modernos. Pero como los sueños a menudo se acaban tornando pesadillas me asaltó de pronto una duda. Pensé que si todo este viaje había servido para ser capaces de recrear el valle que inundamos, lo mismo hubiese sido más inteligente no inundarlo y poder seguir disfrutandolo en vivo. La idea me agitó hasta expulsarme de mi sueño. Cuando desperté sólo había un cartel con fotos en blanco y negro y al fondo un valle inundado.

Leave a Comment

Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.