Aquí alguien ha metido la pata

A veces uno ve cosas frente a las que no le queda más remedio que parafrasear a Gila y silbar aquello de… Aquí alguien ha metido la pata, y esperar que con la guerra sicológica el responsable del error lo reconozca y se entregue. Parecerá una bobadica, pero así se disparan luego los presupuestos y hasta se calienta la capa de ozono, y eso por no hablar de las molestias y los plazos.

Concretando.

Estamos de obras en el barrio. Grandes obras. Grandes mentes pensantes proyectando, midiendo y vigilando, y los operarios trabajando. Unos ponen vías, otros cavan zanjas, otros colocan el enlosado de las aceras y otros los alcorques (esos cerquillos en el centro de los que salen los árboles) Y es aquí, donde el fallo es evidente. O el agujero es más grande de lo que debería ser o la pieza que lo remata más corta de lo que debería ser. Así que por cada uno de los agujeros, un operario, armado con su sierra circular tiene que hacer uno tras otro no ya sólo los cuatro biseles que las piezas no traen de fábrica, sino también los cuatro cachitos necesarios para completar el cerco, tal como se aprecia en la foto.

Alcorque de última generación

Puede parecer una bobadica, hasta habrá quien diga: ¡Qué más da, si sólo son cuatro cortes! (en realidad si sumamos los biseles 12 cortes por alcorque), pero claro, la cosa se torna distinta si consideramos que, sólo en el tramo de Nieves Cano que se ve desde mi casa, hay cerca de un centenar de ellos… multiplique usté el numero de cortes y calcule las horas de ruido, el polvo levantado, las horas de trabajo, los discos de sierra y hasta los kilowatios consumidos, (por cierto generados con un motor de gasolina).

Yo ingenuamente pensaba que para eso estaban esos señores de corbata y casco blanco que hacen presupuestos y elaboran planes, arquitectos, ingenieros, directores de proyecto… Pues vamos, que como toda la obra esté hecha así, no me extraña que el soterramiento se dispare hasta los 800 millones y esta cueste lo que va a costar para lo que no llega ni a kilometro y medio de vía.

Y la cosa es que aquí la evolución funciona a la inversa, porque hubo un tiempo en que las piezas se remataban en escuadra y los alcorques medían lo que las piezas, sin cortes ni nada. Luego se ve que alguien pensó que con bisel quedaba más fino y empezaron los cortes, y así hasta hoy…

La evolución de los alcorques

En fin, que me hubiera gustado que el artista responsable, ese que andamos a ver si se entrega, hubiese tenido aparcado su coche enfrente del operario que cortaba. Lo mismo mientras lo lavaba se daba cuenta del disparate, aunque vaya usté a saber… lo mismo también tiene quien se lo lave.

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