La comunidad

Publicado en Diario de Noticias de Álava el 13 de marzo de 2019

Vaya jaleo que tenemos montado en la comunidad. Al principio todo iba bien. La presidencia se iba turnando entre los vecinos del portal y los portales se iban turnando la administración general. Pero la cosa se empezó a torcer cuando en el nuestro pusieron unas antenas de telefonía. Pasamos de ser los parias del patio a tener los que más ingresos. Esto despertó la inevitable avaricia humana y la que se ha liado es parda. El vecino del sexto se ha autoproclamado presidente de la comunidad. Le apoya el presidente de la administración general, que quiere que lo de las antenas se reparta para el garaje, y el del portal de al lado, que le debe unos favores al de la general. Han montado un grupo de whatsapp y no van a las reuniones, se pasan el día conspirando. Como uno de ellos tiene un cuñao en Iberdrola el otro día nos cortaron la luz de la escalera. Dicen que no pagamos, pero claro, cómo vamos a pagar si el hermano del autoproclamado trabaja en la caja y nos ha bloqueado las cuentas. Los de la acera de enfrente, que andan también a ver si pillan algo del pastel, nos aparcan los coches en la puerta del garaje para que no podamos entrar ni salir. Y el autoproclamado venga a dar la matraca por ahí: en la asociación de vecinos, en la cámara de comercio y hasta en el foro de movilidad. Como nos tienen a pan y agua, el otro día tuvieron el morro de organizar una excursión con los del banco de alimentos y nos trajeron galletas y arroz, y nosotros que nada, que con que nos dejen salir a hacer la compra y nos liberen las cuentas tan contentos, así que al final se liaron entre ellos y se acabaron haciendo una paella en la sociedad del presi de la general. Ya ni la tele podemos ver, que se han llevado los cables, estamos tan aislados que por no saber no sabemos ni lo que pasa en Venezuela. ¡Ay, el dinero! ¡Qué poco alegra la casa del pobre!

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