El mundo está cambiando

Publicado en Diario de Noticias de Álava el domingo 26 de febrero de 2017

El mundo está cambiando y algo se nos escapa de las manos si no sabemos cerrarlas a tiempo. La memoria es como una mano que se abre y se cierra. Si está siempre cerrada no entran recuerdos, pero si está siempre abierta no se quedan, a nada que sopla una brisa se los lleva el viento. La mano de la memoria se abre en compañía para luego cerrarse a solas y volverse a abrir cuando nos asalta la añoranza. Entonces ahí, entre las líneas de la palma, leemos el pasado que recordamos, ese pasado que no necesariamente es cierto, pero que en todo caso es nuestro. Los recuerdos se fabrican. Por eso es una suerte crecer entre fabricantes de recuerdos, por eso es una obligación devocionaria saber dibujar el escenario y colocar en él a los actores para fabricar recuerdos. Pero luego las cosas cambian, se hacen mayores, y vienen a veces a estropearlos. Maduramos y la realidad se empeña en empañar esa bonita galería de estampas que coleccionamos. Uno crece entre príncipes, princesas y perdices, y luego se da de morros con un mundo en el que la princesa no tiende ya sus trenzas para que el príncipe le alcance, sólo firma. Y el príncipe, tan guapo él, tan como de paquete de galletas, firma y cobra, y se presenta ante el juzgado allá en Suiza. ¡En Suiza! ¡Con la que está cayendo! Con la que cae y siempre aterriza detrás de 20 dígitos sin IVA ni IBAN, pero con ceros sin cuento a las orillas del lago Aar. Y uno sigue mirando la palma vacía de su mano, y el mundo se derrumba. Y es inútil disfrazarse, porque puestos a cambiar ya ni los pintores de Vitoria pintan estaciones en Amara o en Atxuri, ni en la Dato tan siquiera. Se nos han vuelto enterradores, y ahora las soterran, o eso dicen. Los tiempos están cambiando, sí, y sólo el tren ese que perdemos y nos deja aquí, solos en el anden de los pañuelos, pasa, como siempre, con retraso y a su hora.

 

Leave a Comment

Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.