Poema para Briggite Bardot. Charles Bukowski.

Poema para Brigitte Bardot (Charles Bukowski)
 
diademas vivas con el fuego del vino,
contenidos de lino, nombres, discursos,
y veo donde Brigitte Bardot se
cortó las venas y tomó unas pastillas,
pero como todos los demás se las arreglará para seguir adelante
a pesar de todo,
y luego sin que venga a cuento recuerdo a
otra joven
que miraba por la ventana
en ropa interior sucia
hace muchos años
gritando mi nombre resacoso un
dimingo por la mañana en Filadelfia,
y recuerdo
cómo decoramos los árboles en la nieve
delante del bar
allí en la acera
aquel día de navidad
cayéndonos cual ososo borrachos
riéndonos y tropezando con el oropel.
Sí, lo siento, Brigitte, si no te va bien,
pero la cosa está malen todas partes;
el caso es que he descubierto que las gaviotas
son ángeles chiflados
que intentan decirnos algo,
y mientras se zambullen y chillan ante nuestros ojos
el mar sale a por aire y
las ahuyenta.
Así que siento de veras, Brigitte,
que no te vaya bien pero
acabo de volver del revés mis dos bolsillos
y no he encontrado más que tres centavos
en la cómoda; me desnudo,
me afeito y me voy a dormir
aunque me pasa algo
en el brazo derecho, lo tengo rígido de la hostia y me duele
(¿la polio? ¿mala sangre o algo así?)
y hoy en el supermercado
miraba las naranjas, las manzanas y los pepinos
y los pollos asados girando en los espetones
cual grandes hombres ardiendo en su propio fuego,
pero co mo no soy un chorizo compré tabaco y me fui,
y aún me quedaban tres centavos
y me quedé allí y leí el titular del periódico
y ví tu foto
y miré en torno
y en el edificio de enfrente
había un hombre agachado
a punto de saltar, y pasó un perro con un hueso
en la boca, algo muerto,
y lo siento por ti, Brigitte, yo también tengo
problemas sentimentales, pero aún me queda la máquina de escribir,
una radio, y toda el agua que sea capaz de beber,
así que me tomaré una a tu salud, una
grande, y agitaré el brazo, pondré la radio
y ojalá suene Brahms o Beethoven,
y quizá por la mañana el hombre habrá
saltado, quizá habré saltado yo,
y quizá por entre postales y
ataudes, por entre túneles de rosas y gritos,
quizá por entre las torres, la mesas y los árboles de navidad
venga tu amante y te bese una vez más
bajo el sol de pepino y tabaco.

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