La diligencia

Vivía yo del aire y de la poesía esperando la diligente respuesta primera de Lanbide Zumaquera sobre la suspensión de mi RGI cuando en mi buzón encuentro una notificación para recoger un certificado del no menos diligente Servicio Público de Empleo Estatal, popularmente conocido como Lanbide Pintor Clemente de Arraiz.

Obviando el hecho curioso de que el certificado no es de correos sino de una empresa tipo S.A., el caso es que me doy un paseito desde San Cristobal hasta Las Conchas (2,4 km), y recojo el certificado en Sergeco, una empresa de administración de propiedades. Yo todo contento pensando que la diligencia del autodenominado servicio público de empleo hacía honor a su nombre y me mandaba una oferta de empleo. Pero no. Lo que me envía es una carta diciéndome que dispongo de diez dias para presentar padron familiar y certificado ayudas sociales (RGI y AES) así como el DNI. Y el caso es que allá por el lejano mes de febrero presenté el padrón familiar, el libro de familia, el certificado de Ayudas sociales el convenio de mediación e incluso el DNI.

Así que, como estaba cerca de Pintor Clemente Arraiz, me voy a ver que pasa y me dicen… uno, que las once ya han pasado (cosa normal, porque en la empresa de administración de propiedades no podía coger el certificado antes de las once); dos, que es una cosa rutinaria y que aunque lo haya presentado lo tengo que volver a presentar; tres, que la novedad es que ahora les ha dado por pedir no solo el certificado de la RGI, sino el de AES municipales también. Punto pelota, a callar y a volver.

Puesto en tarea me voy al centro cívico y pido el padrón, y ya de paso me entero de cómo va lo del certificado de AES NO. El padrón me lo dan. Para el certificado relleno un formulario tipo instancia, con mi número de móvil y demás, con lo que, se me informa, los diligentes servicios municipales me tendrán listo el certificado en un plazo entre 8 y 10 días. Por supuesto nadie me avisará. El javierito, como es pobre y beneficiario, una lacra improductiva, se tiene que dedicar a ir pasando por allí a ver si está o no esta. No se para que hostias me piden el número de móvil.

El caso es que, por otra parte, los diligentes del servicio de empleo me piden diligencia absoluta para entregar lo que me piden en diez días. Me amenazan de que de no hacerlo así, y siendo como soy, un puto beneficiario de las magníficas protecciones por desempleo (426 €), podría suponer la supensión e incluso la pérdida del derecho. Y aquí estoy yo, pendiente de diligencias ajenas que cuestionan la propia diligencia y en términos absolutos la más limitada inteligencia.

Estoy hasta los huevos, sinceramente. Me gustaría convertirme en Jonh Wayne, coger el winchester y empezar a defender a tiros la diligencia, como concepto, contra las flechas y las balas de los salvajes que la acosan, esos cerdos con corbata o vestidito caro que diseñan cabronadas para los pobres desde sus cálidos despachos.

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