Y luego nos quejamos

Se acercan las elecciones entre bombas, sospechas y grandes retos siderales. Con una creciente sensación apocalíptica en los medios, sólo quedan dos opciones, sálvame o salvados. Hablar de guerras inminentes o de mujeres y hombres, o viceversa. Y entre media elecciones. Cosa curiosa. Nos dicen que es importante que elijamos y a la vez tratan los grandes de buscar acuerdos para no discutir de lo importante… de las grandes cuestiones de estado, las guerras y las paces, las bases del sistema que nos ha traído a donde estamos y nos acabará llevando a donde, si no lo remediamos, estaremos. ¿Qué elegiremos entonces? ¿El color del felpudo del portal y de las cortinas del baño?

Y las alternativas son complejas, porque uno tiene la sensación de más de lo mismo, y el caso que es que hasta las “alternativas” se empeñan en desmentirse a si mismas como tales y actuar, con matices más o menos gordos, como eso, como más de lo mismo. Y el votante confuso.

Un votante alavés, por ejemplo, se sienta y se pregunta… ¿qué hacer?

Si soy del PP y pienso que efectivamente son los que nos han salvado de la crisis, de los catalanes, de los moros y hasta de nostros mismos,  lo tengo claro. Y el resto también. El votante popular es persistente. en Álava andará por los 30.000. Un diputado casi seguro.

Si soy de Bildu no tengo dudas. Seguiremos cuatro años más levantando testimonio en Madrid. Nuestras iniciativas casi seguro que no llegarán al BOE, pero lo petarán en youtube. El voto abertzale es persistente, andará por los 30.000. Un diputado casi seguro.

Si soy Jeltzale no tengo dudas. Si soy simpatizante, o simplemente votante ocasional igual me asalta alguna. ¿Votaré al PNV que defiende la “nación foral”, o al que pide independencia en los alderdi egunas? ¿Al que se pone al frente de las concentraciones contra Garoña o al que no termina de enterrar el Fracking? ¿Al pragmático o al oportunista? ¿al yin o al yan? Qui lo ça! En cualquier caso es probable que también se acerquen a los 30.000. Casi seguro un diputado.

Si soy votante socialista, de los que cierran los ojos y solo ven puños y rosas (que no se apelliden díez, por favor) y creo que Sanchez es un revulsivo, y que hay que ser responsable, y odio las demagogias aunque en el fondo debería creer en ellas, pues entonces voto. Pero lo mismo me da por quedarme en casa, porque tampoco veo muy claro si sigo siendo de los nuestros. De confirmarse la tendencia de los últimos años en votos, los fieles posiblemente no lleguen ni a los 20.000. Yuyu.

Empieza la ley d´hont y el limbo de las alternativas.

Para repartir cuatro escaños según la ley d’hont, pueden darse varias situaciones, pero no muchas. Si, como marcaba ultimamente la tendencia, las cuatro corrientes principales del establishment político andan relativamente parejas, la cosa es clara, uno para cada uno, da igual el orden. PP, PSE, PNV y Bildu. El problema empieza si uno, como en este caso el PSE, pierde fuelle. En ese caso pueden pasar dos cosas. Su escaño se lo lleva uno de los emergentes (con los datos de las elecciones a juntas generales se lo llevaría podemos) o alguno de los grandes supervivientes (PP, PNV o Bildu) se lleva dos. ¿Qué tiene que pasar para que esto ocurra? Que el primero de los grandes tenga un voto más que el doble de los votos que obtenga el cuarto clasificado. Y eso, a fecha de hoy y con la deriva que llevan las cosas es posible. Y lo es, en gran medida, y una vez más, gracias más a errores propios que a aciertos ajenos.

El mundo de la izquierda se presenta no ya dividido, sino incluso paradójico. La lista de Podemos la encabeza un paracaidista puesto por la casta de Podemos al margen de su filosofía, que curiosamente encabeza el grupo que es aliado a la oposición de Podemos en Ayuntamiento y juntas, Esker anitza o izquierda Unida, que se presenta por separado. Una ensalada de sumas de las que al final restan.

Ciudadanos se ha comido a UPyD, pero mucho tendría que comerle al resto, grandes y pequeños, para pasar de los 5.000 de las últimas elecciones a los cerca de 20.000 que necesitaría para ponerse en cuarto lugar y en posición de salir. Al final, como nos durmamos, los tres que queden arriba sonreirán al verse convertidos en trío en vez de cuarteto, uno de los que fue grandes llorará lamiendo sus heridas y las alternativas que fueron posibles serán solo reproches y sueños. Así es dificil poder.

1 comentario

  • Virtual server dice:

    Veo a politicos robando a manos llenas, abriendo cuentas en paraisos fiscales porque casi con toda seguridad saldran de rositas.  En el peor de los casos cuatro anos al talego y luego a vivir

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