Yonqui, El almuerzo desnudo, Queer. Burroughs, William

Tí­tulo: Yonqui. El almuerzo desnudo. Queer
Autor: Burroughs, William
Origen: EE.UU, años 50 siglo XX
Edición: Anagrama, Barcelona 2014
ISBN: 978-84-339-5949-2
Adquisición: Fue un regalo de una buena amiga de mi padre, Julia Velez de Mendizabal, a quien eché una mano con un modesto favorcillo que vi recompensado con creces con este libro de libros.
Terminado de leer en agosto de 2015
Mi referencia : A-00129.

Comentario: Llevaba veces pasando, camino de la caja, por el estante donde me llamaban dos libros, uno, este que hoy comento y otro, de similar tamaño y aspecto pero de color verde, que aún tengo pendiente. Los miraba con deseo pero sin dinero. Y siempre me pillaban con algún desembolso más modesto demasiado cerca, como he dicho, de la caja. Así que cuando me surgió la ocasión de pedirme un libro no lo dudé ni un momento.

Ando ultimamente recuperando clásicos norteamericanos, o sea, contemporáneos nuestros practicamente. Cosa de la condesación del tiempo histórico en que viven nuestros vecinos del otro lado del atlántico. Me interesan las letras de los blues, las del country, las baladas asesinas y la poesía de derribo. Bukowsky, Cash, y bueno, tenía interés en Burroughs.

La colección compendium de Anagrama brinda una oportunidad de oro para adentrarse en un autor. Tres novelas en un volumen. Así que en este caso, más que la crónica de un libro en realidad se trata de la de tres, pues tres son los títulos que en esta ocasión comparten portada y hasta ISBN.

Si se me pregunta por cual es la que más me ha gustado de las tres, sin dudarlo, me quedo con Yonquie. Tiene esa contundencia narrativa de los americanos. Frases cortas. Un lenguaje despegado que cuenta sin pasión pasiones sin cuento. El realismo mágico de los submundos se retrata como algo natural. La vida fluye, hasta cuando deja de fluir. No hay juicios morales. No hay moral. Solo retratos de gente que vive con lo suyo, y bastante tiene con ello. Yonquie tiene una estructura narrativa más depurada. Es, en el sentido ortodoxo de la palabra una novela.

El almuerzo desnudo es en si mismo un desvarío. Es un lote de conjuntos de escrituras automáticas fruto de los subidones y de los monos. A veces aparecen atisbos de realidad e incluso personajes que nos permiten, teniendo aún fresca la lectura de Yonquie, ubicar situaciones y comprender las derivas estrafalarias y delirantes en que evolucionan ciertos personajes y las situaciones en las que se mueven. Que nadie sondee estas líneas buscando un argumento. Es lo que es. Un desvarío sin fin, lo cual, para cualquiera que sepa un poco de qué va esto de los monos y los no monos, ya es bastante argumento .

Por último, Queer, se sale un poco del mundo de la droga para adentrarse en el de la homosexualidad de los cincuenta. Maricas de club y de chaperos, de tragos y de drogas, de vidas al borde de la ley y de la maldita estampa a que les condenaba una sociedad pazguata y represora. No está mal contada. Pero a mi me gustó más yonquie.

En cualquier caso, una lectura recomendable y una edición muy mimada y muy bien documentada, tanto en la procedencia de los textos como en la documentación y presentación de los mismos.

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