Publicado en Diario de Noticias de Álava el 13 de enero de 2015
Es curiosa la niebla. Hace que paisajes conocidos y hasta familiares nos resulten de pronto extraños, misteriosos, confusos y hasta difusos. La niebla evita que tengamos visión de conjunto y por eso es tan fácil desorientarse en ella. Y si a la niebla le sumas la radio mientras te vas despertando ya la perdición es absoluta. Así de pronto ves entre los vapores matutinos que los policías escoltan y defienden a los manifestantes en vez de liarse con ellos a porrazos. Y luego medio distingues que en primera fila van en carne y hueso las mismas caras contra las que se manifiestan normalmente los que normalmente se manifiestan. Y más atrás ves portadas irreverentes y resulta que según te dicen lo que ves es a los caudillos de la corrección política manifestándose en defensa de una revista abanderada de la incorrección política. Y piensas que algo ha cambiado. Y te imaginas que estos manifestantes tan ilustres irán brazo con brazo de los humoristas que aquí no pueden dedicar sus gracias, por poner un ejemplo, a la familia real. Pero ya te indican que no, que no te confundas, que la cosa se trata de defender la libertad frente al integrismo religioso. Y claro entre la niebla te parece reconocer, por poner un ejemplo, a Javier Krahe. Y te lo imaginas satisfecho al ver que no volverán a producirse calvarios como el suyo a cuenta de un vídeo sobre cómo cocinar un crucifijo. Pero también te explican que no, que hablamos sólo del integrismo islámico. Y entonces te das cuenta de que terminada la mani cada mochuelo volverá a su olivo, al que no tiene ramas ni lugar para que se posen las palomas, y volverá a lo suyo, a las detenciones, a las querellas, a las condenas y a los silencios forzosos. Y los demás nos quedaremos aquí, a oscuras en la niebla, esperando que algún día sea cierto aquello de que mañanas de niebla, tardes de paseo.
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