De amistades, inris y justicias

Publicado en Diario de Noticias de Álava el 18 de noviembre de 2014

La amistad es una cosa grande. La justicia también. Hablo de la Amistad y de la Justicia con mayúsculas, no de las relaciones sociales ni de los apaños legales.

Las relaciones sociales se miden a menudo por la conveniencia. Por eso se acude en masa a saludar y se sonríe, y se busca la foto con denuedo, y se ofrecen apoyos y ayudas cuando uno está en la cresta de la ola. Porque no se hace por un amigo sino por uno mismo. Por eso a la primera de cambio se retiran saludos, se retocan fotos y hasta se manda a los lacayos en busca de los regalos y las cartas. Y tras el polvo de las idas y venidas sólo quedan uno o dos de los que te siguen saludando. De los otros, de los que callan y huyen, los hay que lo hacen por convencimiento, aplicando las dudas a lo que dice el débil y no a lo que farfulla el tirano; los hay que no entran en matices y se limitan a seguir la voz de su amo y por fin, un tercer grupo, puestos a elegir entre Esaú o su plato de lentejas, pues lo lamentan tan profundamente que poco se les nota y se tiran por el plato de lentejas.

Y de la justicia qué vamos a decir. Le ha pasado como a los calcetines, que alguien le ha metido mano y le ha dado la vuelta, porque ahora todo es al revés. Primero se reparte el botín, luego se entierra, después se ejecuta, y el resto del proceso sigue lentamente confiando en que el juicio final se adelante al juicio de faltas y no sea necesario ni tan siquiera investigar. Si acaso por cerrar el expediente se concluye en la inocencia cuando ya no queda ni el patíbulo y como si no hubiese pasado nada. Lo mismo me da que hablemos del Egunkaria que de mi buen amigo Eliseo a quien sigo saludando con cariño. Y es que, como ya decía Marco Aurelio… hay que ver el daño que hace el que persiste y persevera en su ignorancia y error tratando de evitar que la verdad de su engaño y necedad aflore.

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