El paseillo

Publicado en Diario de Noticias de Álava el 16 de septiembre de 2014

Después de este paseíllo veraniego hemos vuelto un poco por los pelos a la sombra de este árbol y aquí estamos, dispuestos a seguir agitando ramas. Es hora de ponerse al día y recuperar nuestras viejas rencillas e incluso algunas nuevas, que hasta hemos abierto más frentes en torno a nuestras fiestas. Gastado ya lo del cambio de fechas para que la Blanca caiga siempre en festivo como el corpus, y visto el meneo que le dieron al pobre Gorka, el debate veraniego ha girado en torno al paseíllo que da el Zeledon hasta la balconada. Por cierto, curioso el poco eco que han tenido sus quejas sobre la densidad extrema de cargos y encargos a las puertas de San Miguel que hacen que a Zeledon se le haga casi tan difícil moverse por la balconada como llegar a ella.

Pero hablando de paseíllos ayer mismo, día de Olárizu, la corporación nos privó del que hacía en feliz romería a la vuelta del festejo y que era utilizado por los vitorianos para mostrar su opinión sobre la gestión de los ediles. Una cosa de toda la vida que parece que no merece la pena mantener y que deja a la ciudadanía huérfana de ocasiones en que gozar de la cercanía a sus representantes.

Así pues, se me ha ocurrido una solución para coger tres torsos de un abrazo (mejor decirlo así que con lo de los pájaros y el tiro). El año que viene que Zeledon baje como siempre hasta al mirador, pero que renazca en un golpe de magia y efecto en la balconada vacía y que llame desde allí a la corporación, autoridades e invitados que le esperan bajo el mirador para que atraviesen la plaza, disfruten del amor y del cariño de la ciudadanía y reciban de sus manos el pañuelo de fiestas (los que lleguen). Me da que si hacemos una consulta ganamos por goleada, pero me da también que en esto, como en otros temas, la única consulta que habrá será la que atiende a Gorka después del paseíllo.

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