Yo para ser feliz quiero un compás

Cuarta de abono. Trombon Shorty y Dr John.

Sobre el papel uno de los carteles más integramente jazziztas del ciclo vitoriano de esta 38 edición del “Festival de las músicas para oir sentado”. A los puristas puede que no les bastase, al resto puede que tampoco, pero a la postre es también muy probable que ndie saliese defraudado ni con senmsación de haber sido engañado. Lo que se vió era lo que cabía esperar ver.

En la primera parte tocó Trombon Shorty. A mi me gusta. He de reconocer que un corte del tema con el que empezó el concierto ha sido la melodía de mi movil durante varios años. El concierto además fue un bonito e intenso recorrido por la música negr en cuya evolución misma descansa la historia dle Jazz. Hubo ecos de New orleans, hubo blues, hubo soul, hubo pop, hubo funk, hubo incluso bop, y puestos a faltar solo faltó algo de rap o de hip hop. Y esue a mi la música negra me recuerda al blanco de la nieve para los esquimales, donde nosotros lo vemos todo blanco hay muchos matices y muchas tonalidades, igul que en lo que llamamos música negra las hay, y por casi tdas ellas transitaron ayer la trompeta y el trombón de Shortu esplendidamente arropados por una banda muy efectiva. Me gustó más la primera media hora que la vor´gine final. Soy de los que se enamoran más con la inteligencia que con el halago, y en la parte final me siobraron algunas claves muy halagadoras pero poco inteligentes.

Trs una larguísima pausa se inició el anunciado homenaje a Louis Armstron por parte de Dr. John. Salió, toco  el wonderful world con la presencia sorpresa de Trombon shorty y aunque fu la primera piezza de su noche, en lo que al homenaje se refiere yo diría que fue también la última. Es curioso este hombre, un voz que no cambia. Yo al oirla sentí que revivía un recuerdo lejao y con el último tema lo confirme, cundo sonó el Such a night, volví por unos instantes al ideal cinema donde hace muchos años, más de 30, vi la película de The Band en la que dr john interpretaba esta canc ión.

Un bonito detalle la presencia de músicos locales en el escenario. En vitoria hay cantera y nivel suficiente como para que estas presencias vayan ganando terreno.

Yo quisiera, eso si, y antes de terminar, hacer una reflexión general sobre el publico y nuestra inteligencia. Y es que a veces tengo la impresión de que en las escuelas de música, llegados a la assignatura del directo, el curso se compone de trez lecciones… Aprendete bien el nombre del sitio donde tocas y dilo cuantas veces puedas; dejate de ritmos complicados y recuerda, la batucada siempre funciona y las palmas con compas simple le encantan a la gente; y revisa el libro guinness a ver si queda pendiente algun reto de nota larga, alta o estridente que batir y sorprende al respetable con un prodigio de artificio.

Hoy Paul Anka (?) y un iteresante cuarteto de cuatro grandes piezas. Mañana lo contamos.

 

 

 

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