La infancia de Nivasio Dolcemare. Savinio, Alberto

Tí­tulo: La Infancia de Nivasio Dolcemare.
Autor: Savinio, Alberto
Origen: Italia, 1941
Edición: Siruela Bolsillo, Madrid, 2005
ISBN: 978-84-7844-910-8
Adquisición: Peñíscola, 2€, el 4/7/2013
Terminado de leer el 22.VII.2013
Mi referencia : A-00112.
Comentario: Una de esas sorpresas que te dan los saldos. Estaba yo pasando unos días en Peñíscola, enseguida hará un año, cuando, una vez terminadas las lecturas que me había llevado pasé junto a mi hija por una librería y mientras ella buscaba lectura yo estuve mirando en la sección de oportunidades.

Vi este libro y otro que comentaré más adelante. Me gasté entre los dos tres euros. Dos en este. Era un libro de Siruela, buena editorial, me dije. Es un libro de Andrea de Chirico, hermano de giorgio, que usaba Alberto Savinio como pesudonimo. Me interesó más.

son relatos breves que hablan de un niño que crece en los ambientes diplomáticos de la primera mitad del siglo XX. Círculos de nobles embajadores y enjoyadas señoras, de fiestas y recepcciones del cuerpo diplomático en el más clasisita de los sentidos. Más interesante aún. Y un niño de los de echar de comer aparte.

En resumene. Relatos que describen una sociedad decadente camino de su desaparición a golpe de guerra europea. Del final de los imperios del XIX y del nacimiento de los del XX. De la grecia decadente. De la ironía, de la cultura, de la europa que se desvanece. Humor mágicamente decadente. A veces tratando de recordar la sensación que me produjo leer sus páginas no puedo evitar recordar haber sentido una senscación parecida a cuando leí el tambor de hojalata. Más que nada por la personalidad del niño nivasio.

En cualquier caso, un relato muy recomendable, aunque tengas que pagar más de 2€ sería un precio bien pagado por un libro que leeás a gusto y en el que encontrarás citas y reflexiones como estas:

Quien  conoce Grecia conoce Europa no en sus ilusiones, en sus ficciones, en sus “misterios”, sino en su pobre y desnuda verdad

Las relaciones entre madre e hijo serían tal vez más delicadas, más dulces, más poéticas, si no existiera ningún vínculo de sangre entre ambos; si cada madre hiciera de madre no de sus propios hijos, sino de los hijos de otra madre. Si así fuera, hasta los hijos más difíciles, más exigentes, hasta los hijos con las necesidades más profundas podrían degustar esa “poesía de la madre” que hasta hoy solo conocen los plebeyos.

 

 

 

 

 

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