El grito de la gaviota. Laborit, Emmanuelle

Tí­tulo: El grito de la gaviota.
Autor: Laborit, Emmanuelle
Origen: Francia, 1993
Edición: Seix Barral. 15ª edición, Barcelona 2013
ISBN: 978-84-322-4737-8
Adquisición:  Lo compré, en Elkar un 9 de agosto de 2013
Terminado de leer el 11 de agosto de 2013
Mi referencia : No tiene referencia fue un regalo que quise disfrutar antes de darlo
Comentario: Hay regalos boomerang. Regalos que uno adquiere porque recuerda de pronto que alguien los quiere. Regalos que, en forma de libros, uno hojea y te atrapan. En un día me lo leí. Puede que no lo recuerde letra a letra, pero no creo que eso sea lo que importa.

El grito de la gaviota es una autobiografía. Una autobiografía de una joven actriz. Una ganadora del Voltaire. Podría parecer poca sustancia y poca vida para contarla, pero como bien dice Flannery O’Connor, “Cualquiera que haya vivido hasta los cieciocho años tiene suficientes historias para toda una vida”. Y más aún si, como en el caso que nos ocupa, los primeros seis o siete años de vida es como si fueran años de otra vida.

El grito de la gaviota es un viaje de inmersión, de inmersión en otro mundo, en otro universo con el que convivimos y que en gran medida desconocemos. Emmanuelle es la gaviota. Emmanuelle es sorda de nacimiento. Emmanuelle creció en un mundo en el que ocurían cosas increibles, más aún si pensamos en la francia de la segunda mitad del siglo XX. Emmanuelle no pudo aprender a comunicarse ni tan siquiera pudo aprender a comprenderse a si misma y al mundo en que vivia porque el sistema le negó ese derecho. El sistema se empeñó en enseñarle a ser un loro, un dispositivo humano capaz de reproducir sonidos, pero incapaz de oirlos. El sistema prohibía la lengua de signos y aspiraba a convertir a los sordos en personas “normales”, como si el hecho de no poderse comunicar de una forma concreta les imidiese comunicarse de ninguna forma.

El grito de la gaviota es el recorrido por las peripecias de una niña sorda que aprende a signar, que salta barreras, que es como cualquiera, capaz de ser la niña más angelical y la adolescente más estúpida. Y en ese viaje nos va descubriendo ese universo que existe tras los ojos de un sordo, pero que no existe tras sus orejas. Y nos descubre que eso no les hace inferiores, les hace distintos, diferentes, y en gran medida nos enseña un mundo muy muy sugerente.

El libro tiene un idioma que nos puede parecer extraño. Pero es que responde a una forma de pensar que nos es extraña, no porque sea dificil ni porque nos sea ajena. No es extraña por culpa de nuestra orgullosa ignorancia.

El libro está repleto de luces, de invitaciones a pensar, de descubrimientos para el que sea capaz de considerar humanos a todos los humanos por encima de las formas, los matices y las diferencias.

El libro emociona, conmueve y enseña, enseña mucho. Enseña tanto como enseñan las cosas que son capaces de descubrirnos lo que ya sabemos pero no nos detenemos a pensar hasta que alguien nos da una colleja y nos espabila.

Este libro es el grito de la gaviota, pero también una buenísima colleja para sacarnos de nuestro sueño, del sueño de los oyentes, y sumergirnos en el sueño de los humanos que se comunican.

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