La pescadilla que se convirtió en piraña

Hay cosas que están ahí toda la vida y que cuando aparecen nos disgustan. Pasada la ocasión y el disgusto seguimos cada uno a lo nuestro y nos olvidamos de cambiarlas hasta que vuelve a presentarse la ocasión y, logicamente, el disgusto. Una de ellas es la manera en la que la legislación electoral gestiona la presencia de las candidaturas en los medios de comunicación pública. Se aplican unos criterios que ahí están y el que se queda fuera de la foto se enfada.

A menudo el motivo fundamental de queja se enuncia en términos de… ¿por qué está ese y no yo? Y a mi eso no me parece suficiente. Generalmente el estar o no estar no es más que una aplicación más o menos rigurosa, más o menos flexible de los principios que existen y que a veces se nos olvida cuestionar.

Ayer, por ejemplo, hubo un debate en la televisión pública vasca. Inicialmente previsto para enfrentar a las cuatro fuerzas que parten con mayor chance, la junta electoral, a petición de parte, obligó a modificar el formato convirtiéndolo en debate a 6 en aplicación del criterio. ¿Cuál es el criterio? La representación obtenida en la anterior convocatoria electoral de la institución de que se trate. Hace 4 años obtuvieron representación en el parlamento vasco las candidaturas presentadas por EAJ-PNV, PSE-EE, PP, Aralar, Eusko Alkartasuna, UPyD y Ezker Batua. Habida cuenta de que Eusko Alkartasuna y Aralar concurren a estas elecciones dentro de la coalición de partidos EHbildu, agrupan en esta candidatura los “derechos” de representación.

Respecto a Ezker Batua la cosa es más sencilla de lo que parece, al menos en este caso. La candidatura que se presentó a los electores en 2009 fue la de Ezker Batua – Berdeak, la misma fuerza, como diversas sentencias han reconocido, que se presenta en 2012 con el mismo nombre y cuyas planchas encabezan Navas, Modubar y Gutierrez. Mikel Arana, elegido en 2009 como integrante de la candidatura de Ezker Batua ha creado su propia formación política y con ella concurre por primera vez a unas elecciones al parlamento vasco. Si se presenta como parlamentario es simplemente porque una vez fuera de la formación por la que salió elegido se negó a renunciar al escaño que consideró suyo.

Aparte de estas seis candidaturas que cuentan con representación en el actual parlamento, el resto hasta llegar a las 15 ofertas que se presentan por Álava, las 13 de Gipuzkoa o las 17 por Bizkaia, al no tener dicha representación no tienen presencia más allá de la mínima legalmente asegurada. Cabría hacer una vez más excepción con la nueva formación del parlamentario citado, que por no se sabe bien que razón o fundamento tiene una presencia de si es no es.

El caso es que explicada la aplicación del criterio, personalmente diré que no lo comparto. A mi lo que no me gusta no es que uno salga más o menos o nada. Lo que no me gusta es el criterio, porque me parece endogámico y poco democrático. Que me llame iluso quien quiera, pero si la democracia debe ser algo, ese algo es precisamente ilusión. Ilusión de poder materializar los cambios e ilusión de que, en el momento de dar el primer paso, todos somos iguales.

Pero el criterio que se aplica, y sobre el que nadie parece tener nada que decir, ignora, subvierte e incluso impide esta igualdad de oportunidades. Cuanto más tienes más medios tienes para tener más. Cuanto menos tienes menos posibilidades y menos medios tienes de tener ni tan siquiera voz. Gobernamos a golpe de encuesta y predecidimos los resultados facilitando todos los medios posibles para que sigan los que están.

Esto es peor que  la pescadilla que se muerde la cola, es la piraña que nos devora.

Y de los medios privados, independientes que dicen algunos ilusos, hablaremos otro día, que eso también se las trae

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