El best seller

Publicado en Diario de Noticias de Álava el 9 de noviembre de 2012

Hay que ver con que facilidad apreciamos en los demás lo que nos negamos a nosotros mismos. No se bien si es modestia, cierta o falsa, o simplemente ignorancia, pero el hecho cierto es que nos valoramos poco. Viene un señor, escribe un libro, nos pone un par de líneas en los agradecimientos y hasta le hacemos una estatua. “Es un escritor”, le explicamos al visitante que mira pensativo al pensativo artista. “Escribe best sellers”, añadimos sin ser capaces de repetir el título, por lo que matizamos con aire suficiente aquello de… “cosas de catedrales y eso”. Y el caso es que no ha hecho nada que no hayamos hecho prácticamente todos y cada uno. Un best seller.

Un best seller no pasa de ser un libro del que se hacen muchas copias. Si es una novela en su interior habrá una o muchas vidas, según lo retorcido que sea el autor. Si además es una buena novela será entretenida y cautivará al lector. Pues bien, eso es lo que es el libro de familia. Contiene ni más ni menos que nuestra propia vida. Nuestros amores y desamores, nuestros hijos, con sus fechas y sus nombres. Cada página que se añade es todo un momento en nuestra vida. Y alguno me dirá: “hombre eso es cierto, ¿pero y lo de las copias?” y yo le contestaré… “Pruebe usted a hacer un trámite cualquiera que allá va usted y coloca un par de ejemplares”. Lo mismo da que sea una beca, un subsidio, una prestación y hasta la tarjeta sanitaria. Llega uno, saluda, y antes de sentarse ya ha puesto encima de la mesa una copia, otra más, de su libro de familia. Yo de lo que he escrito es de lo que más copias he hecho. Es más, estoy pensando incluso que la siguiente vez que tenga que entregar una copia voy a tomarme en serio mi papel de autor, y la voy a entregar con dedicatoria y todo, como si fuese no ya una oficina de la administración, sino la feria del libro, del libro de familia.

 

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