La capital Riiiing

Esto del progreso es a veces como la medicina. Doctor que me duele la cabeza. Tome estos comprimidos. Y a la que pasa una semana la conversación se torna del tipo ¿Qué tal la cabeza? Bien, pero así entre nosotros…. tengo una cagalera de espanto. Bueno, eso será por las pastillas pero no se preoucpe, siga tomándolas y tome también estas otras…. y así sucesivamente hasta que pasado eltiempo más o menos largo el facultativo termina por firmar el documento ese cuya redacción empieza al dictado con la famosa frase de “hora de la muerte”.

Bromas aparte lo cierto es que a menudo avanzamos creando problemas que luego debemos esforzarnos en resolver. Cuanto más evidenciamos nuestros progresos en un determinado aspecto más evidenciamos nuestras carencias, cuando no nos las creamos de nuevo, en territorios adyacentes e incluso a veces en confines lejanos.

Vitoria – Gasteiz presume este 2012 de su vocación medio ambiental. Bien está esto de llamarle medio ambiental porque, en consonancia con lo antedicho, cada vez que mejoramos medio ambiente venimos a alterar el otro medio. Frente a nuestros portales se agolpan contenedores de todos los colores. En nuestros barrios más viejos y más nuevos nuestros particulares Moais engullen las basuras de forma neumática y por doquier la ciudad presenta un sarpullido verde que la inunda más allá de sus anillos interiores y exteriores.

Es nuestra Vitoria convertida como una miss cualquiera en la capital Green (lease grin).

El caso es que cuando el reloj anda por esas horas en que se apagan los sueños y se encienden las luces del sol, sea invierno o verano, vacaciones o no, estes parado o no, trabajes de noche o de día, la maquinaria encargada de tener todo lucido y esplendoroso se pone en marcha. Y no es que lo haga sigilosamente no. Es como si quienes diseñan máquinas y artefactos tuviesen entre sus especificaciones de diseño una que dijese… y sobre todo que la gente se entere de que estáis vaciando un contenedor o circulando una barredora, o arreglando el cesped. Y Vitoria se convierte de repente y por unas horas en la capital Ring. Donde antaño tocaban las campanas, y más antaño aún cantaban los gallos, en Vitoria sacamos toda nuestra maquinaria grin y con solo cambiar una letra de sitio la convertimos en nuestras dianas ring.

Ya se que se me dirá que todo a la vez no puede ser, pero yo diré que si para todo hubiésemos actuado así no s hubiesemos perdido grandes momentos del progreso humano, las ensaladas y ensaladillas, las compotas, las macedonias, y hasta los combinados, eso sólo por citar algunos.

2 comentarios

  • javier vegas dice:

    Pues amigo lector, al hilo de lo último que plantea, que decir de la grua a motor de explosión con la que los operarios municipales colocan las losas del panteón en los entierros para intoxicación de deudos parientes y amigos 🙂 Al final resultará que las contratas de limpieza como la nuestra están compinchadas con los vendedores e instaladores de ventanas de doble acristalamiento, aislamiento acústico y rotura de puente térmico, que también es muy ambiental …

  • Rodrigo dice:

    Como le tengo por un perspicaz observador de nuestra delirante realidad cotidiana y, al hilo de uno de los elementos que comenta en su entrada, quisiera trasladarle una curiosidad que me atenaza desde hace tiempo y sobre la que, seguramente pueda Vd. iluminarme.
    Ha mencionado las especificaciones de las maquinarias encargadas de la recogida de detritos varios y de las barredoras y otras artilugios de la contrata de la limpieza y esplendor de esta grincapital… No puedo estar más de acuerdo en la realidad cotidiana de la consigna de ‘hacerse notar’. Bajo la ventana de mi habitación, a las 4 a.m. tengo el privilegio de saludar al alba (quiera o no) con un coro de barredora y aspersores (hagan falta o no). Y va la consulta; estas máquinas, dignas ya del mejor diseño steam-punk, realmente…SIRVEN PARA ALGO????? (se entiende que para algo más que dar de comer a sus fabricantes, concesionarios y servicios de mantenimiento). Fruto de una prolongada observación he constatado cómo las más modernas barredoras son capaces de ‘limpiar’ una acera con tanta delicadeza que ‘contundentes y pesados’ objetos como colillas o fragmentos de hojas quedan exactamente donde estaban, como el polvo callejero (no digamos ya otros restos más contumaces como excrementos varios) quedan poco menos como estaban o, en el peor de los casos, democráticamente repartidos por el pavimento en una suerte de performance dadaista… Abundando en ello, he constatado cómo, en repetidas ocasiones, los cepillos giratorios de los que están dotados estos diabólicos engendros mecánicos funcionan…por encima del suelo que presuntamente limpian (pueden verificarlo Vds. mismos) con lo que su efecto se me antoja inexistente, más allá de lo que nos diga la física cuántica (¿o era ‘cuéntica’?), claro está. Permítame un último ejemplo de jubileta. En mi barrio, cuando se vio afectado por las obras del tranvía (zanjas abiertas y ríos de lodo), un día cualquiera de la pasada primavera (lloviendo a mares), un sólo carril de circulación (un sólo bordillo accesible, el de la acera izquierda en el sentido de la marcha), hora punta, la mítica cola de un millón de coches, encabezada por…lo adivinan?…una barredora limpiando el susodicho bordillo con tanto mimo y paciencia como si fuera el pasamanos del retrete de SS. El cepillo circular, esta vez sí, calado en ángulo como corresponde, levantando surtidores de barro para espanto de transeuntes y automovilistas. Creo que se podían oir los pensamientos del operario: ‘Satán es mi señor’, repetido como un mantra…
    Bien, que me desvío del tema (es lo que tienen los estragos de la edad) que estas máquinas son, en mi opinión, uno de los mayores timos de la era moderna, que las pagamos entre todos, que no tiene ninguna gracia tamaño despilfarro, que no es nada ‘grin’ ni ‘ecoolóligo’ circular en vehículo a motor de combustión interna por las aceras. En serio, nadie más se ha dado cuenta????

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