Caldear

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 12 de junio de 2012

A los ludópatas sin recursos para bingos, tragaperras o casas de apuestas públicas o privadas siempre nos quedará la ludopatí­a del léxico. Contamos con muchos intrusos, pero no nos importa. Las palabras dan para todo y para todos. Si eres ministro de economí­a, presidente de gobierno o banquero de lo ajeno pues ahí­ que te dedicas a darle vueltas al término rescate para que al final parezca que es Julieta la que, desde su balcón inaccesible, rescata de la calle a su Romeo ardiente y no viceversa. Si eres apasionado de la roja, no confundir con los que defendemos lo rojo por encima de las modas, le das vueltas y vueltas a la pelota, a la de pensar y a la de dar patadas, y miras a ver como conviertes el empate en victoria. Pero si vives en Vitoria – Gasteiz tienes más opciones.

Si estás un poco vago te basta con coger un nombre, y, sin cambiarlo, pasar a la lí­nea siguiente, donde pone la dirección, y empezar a jugar con ella. Qué se yo. Coges una tarjeta en la que ponga: estación de autobuses y empiezas a escribir”¦ Francia 24,  Los Herrán 50, Portal de Foronda 2, Juan de Garay 1, Rafael Alberti 6 o la primera que se te ocurra. Cuando ya no te cojan los nombres en la tarjeta, o no se entiendan de tanto tachón, o se te acabe el tippex o la borragoma, pues haces una consulta y que decida otro, y a jugar al Bubble como la ministra de trabajo.

Si estás más ingenioso y encima eres adivino, pues juegas con las palabras, organizas un certamen creativo de arte callejero que se llame KaldeArte y haces que se celebre el mismo fin de semana en que nos rescatan, digo que derrotamos a Europa; que nos empatan, digo que evitamos que nos gane Italia; o que se nos avanza que, mientras yo escribo estas lí­neas algún secretario o secretaria toma acta de cómo nuestros ediles discuten sobre cuándo, a cuenta de quién, y sobre exactamente qué nos harán una consulta”¦ ¿De osakidetza? No. De autobuses.

Es evidente que se ve que tenemos motivos suficientes para caldearnos. Que si estábamos tranquilos o indiferentes tanto acontecimiento debiera en buena lógica excitar o apasionar nuestro ánimo. Es lógico también que nuestro consistorio quiera poner su granito para que, al cumplir un año sobre nosotros, su actuación o la ausencia de ella anime o estimule el ánimo de un auditorio, ambiente o reunión como bien dice la RAE, aunque sea con un auditorio, palacio o estación, que decimos los vitorianos. Y si hay que caldearse nos caldeamos, con k o sin k que para eso somos muy bien mandados.

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