El primer dí­a después del primer dí­a

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 22 de noviembre de 2011

Mientras escucho atento la radio espero confiado en que el teléfono suene pronto. Tampoco tengo mucha prisa. Somos casi cinco millones de súbditos los que estamos esperando la llamada, y si van por orden alfabético me da que tardarán un rato en llegar a Vegas. Hay que ver que nervios produce esto de vivir el primer dí­a después del primer dí­a. El resto de nuestras vidas ha empezado por fin y andamos todos como la mañana de reyes o la ví­spera del sorteo de navidad, haciendo planes y soñando proyectos como lecheras de cuento.

No se yo como reaccionaré cuando pulse el botón verde y oiga aquello de”¦ Javier, soy Mariano, te pasas mañana por la sede y ya te dirán donde empiezas. De lo de la hipoteca no te preocupes que ya he hablado con la caja y ya está arreglado. Bueno, pues eso, te dejo que tengo a un tal riesgo esperando ahí­ fuera y dice no se qué de una prima. Lo dicho chaval”¦ a seguir bien y dentro de cuatro años nos vemos”¦ por cierto, que con lo que te sobra de la hipoteca aní­mate y mete algo en bolsa antes de que suba demasiado”¦ Yo a ver si liquido rápido el asunto de la prima y termino unas llamadas, que luego tengo clase de inglés y quiero arreglar unos asuntillos, que hay un paisano tuyo que no se que me dice de estaciones, tranví­as y Betoños”¦ para que luego digan que gobernar es fácil”¦

Uyyy el teléfono por fin, ¡que nervios! Vaya por dios. Era el de la caja que me dice no se qué de unos números rojos. Ya le he intentado explicar que no, que esos números serán del viernes, que hoy ya no hay números rojos, que son todos azules, azul PP, azul Amaiur”¦ Si hasta le he dicho que estoy esperando la llamada de Mariano y el tí­o que nones”¦ y cuando le he dicho que me compre unas acciones me ha dicho que no flipe, que mire como va el IBEX”¦

¡Que decepción! Pero si hace hasta frí­o y el gasoil por las nubes. En fin”¦ que me da a mí­ que de los recortes no nos va salvar ni dios. Eso sí­, se me ocurre a mi que, habida cuenta de lo que una mayorí­a absoluta es y de cómo funciona hasta podí­amos empezar por dar vacaciones a sus señorí­as que total, para no tener nada que pactar, tampoco merece la pena gastar más. Una pena que las minorí­as crezcan en número y variedad ahora que no valen para nada. Eso sí­”¦ mientras esperamos la llamada improbable vamos a tener la oportunidad de realizar un master y un doctorado sobre mayorí­as absolutas y sus consecuencias de ni más ni menos que cuatro años. Bueno, eso si los mercados no lo remedian antes”¦

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