Pienso luego insisto

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 18 de octubre de 2011

Estaba yo pensando en que esto del pensador daba mucho juego columnario cuando he caí­do en la cuenta de que eso mismo ha pensado la práctica totalidad del gremio de los pensadores que usamos columnas en vez de peanas. Bien pensado, y teniendo en cuenta que hablamos de Vitoria ““ Gasteiz, podrí­amos hacer con Rodin como hicimos con Giacometti y tunear el pensador como hicimos con el caminante para hacerlo icono y estandarte de los columnistas 2.0. Le ponemos un iLoquesea en la mano y ala, a pensar, a insistir y a escribir.

A mi la verdad son varias las cosas que me han llamado la atención de la broncí­nea performance esta. La primera es el dedo gordo de su pie izquierdo. Decir gordo es decir poco para el tamaño que tiene el apéndice en cuestión. Ya sé que alguno me dirá que hay que ver en qué cosas me fijo. Pero, y así­ voy llegando a la segunda cuestión que me ha llamado la atención, como no soy muy alto y como el pensador está tan arriba lo que mejor se le ve y de más cerca son los pies. No sé quien ha decidido con qué criterio y en base a qué lo relacionado con la ubicación, posición y postura del pensador”¦ pero lo cierto es que da tanto juego como la obra en sí­.

Está alto. Como si fuese incompatible pensar y estar a pie de calle. Como si pensar no estuviese al nivel de los mortales y para hacerlo hubiese que pillar bronce de ese que no se coge en las playas sino en las bibliotecas.

Está a la puerta de una plaza que da acceso a otra plaza y que es en cierto modo el portal de la almendra. La puerta abierta al corazón de Vitoria ““ Gasteiz. Y es curioso, porque en realidad se concibió efectivamente para una puerta”¦ sólo que era la del infierno. Y dicen además que representa a Dante, a quien todos conocemos (y si no pues hacemos como que sí­) por su divina comedia. ¿La que se representa a diario en el consistorio? ¿La que se representa anualmente y en otras ocasiones especiales en la plaza que acoge al bronce?

Pero además, teniendo en cuenta que la plaza nueva acoge y representa al centro de gobierno de la ciudad, el pensador, tal como está puesto, le da al consistorio en su conjunto digamos que la espalda, por no hablar del sitio donde esta pierde su nombre. La situación me recuerda a la que describí­a la señora Marí­a en boca del í­nclito Figuerola-Ferretti. Y es que gobiernan de espaldas al pueblo, o vaya usted a saber, igual es el pueblo el que piensa de espaldas a ellos. Yo mientras tanto, ya sea en la peana o en la columna”¦ pienso, luego insisto.

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