Iba yo por el buen camino de recuperar mi disciplina diaria de escribir hasta que llega una semana con un festivo en medio y zassss… mi gozo en un pozo y mis buenos deseos en el baul de los recuerdos. No se si será porque la fiesta coincide con el nombre de la calle donde viven mis padres, tíos, primos y demás familia y donde muchos años he vivido yo. No sé si me turba tan benemérito festejo. No se si es la hispanidad inculcada a golpe de lecturas de SM de las que se leían en mis tiempos que ahora se rebelan en el inconsciente tertuliano y algo más. No sé si son los desfiles. No sé si es el aniversario de Granada, de constantinopla o de la española, isla que como tenía nombre de marca de aceitunas optó por una retirada toponímica a tiempo.
El caso es que otra vez se me han amontonado las notas en papeles volanderos escritos aquí y allá mientras este, mi virtual refugio literario, se quedaba así como abandonado.
Hoy ya es tarde. Pero a mi mismo me prometo que mañana empiezo de nuevo. Y que los días que he fallado los rellenaré con los libros que he terminado. Temas no faltan, ganas tampoco… al final, con tanto aniversario militoide, va a resultar que es cierto, que lo que falta es disciplina, orden y concierto. Va a ser que los grandes jerarcas de la empresa y el dinero tenían razón y lo mejor es tener las fiestas el lunes o el viernes, que esto en el fondo no hace sino partir una semana en dos, y las semanas cortas es lo que tienen, que para cuando te quieres centrar ya se han terminado.
Mañana más.
Leave a Comment