Vathek, cuento árabe. Beckford, William

Tí­tulo: Vathek, cuento árabe
Autor: Beckford, William
Origen: Inglaterra. Siglo XIX.
Edición: José de Olañeta, editor. Palma 2011
ISBN: 978-84-9716-709-3
Adquisición: Comprado en Elkar en abril de 2011
Terminado de leer el 29 de agosto de 2011
Mi referencia : 00075-A
Comentario:  Este cuento es, dentro de la colección centellas, de los que podrí­amos llamar largos. Entre prólogo y relato se pone en las 276 páginas, pero que no se asuste nadie.

La obra es un relato escrito por un aristócrata inglés, de estos que viajaban y viví­an por el mundo ajenos a su mundo y atentos al de los demás. El prólogo está escrito por Stéphane Mallarmé, y aunque es conocida por quienes me conocen mi aversión a los prólogos, diré que ni auqneu lo firme Mallarmé me gusta leer lo que voy a leer. No es que sea presuntuoso, ni que disfrute en la ignorancia. Es tan solo que creo y que mantengo que primero experimento yo la sensación y luego si acaso profundizo en el contexto del libro y de su autor. Los prólogos a veces condicionan y mediatizan la lectura de lo que prologan. Eso cuando no son, como me pareció a l principio de este caso un ejercicio de presunción. Vamos, que te da la impresión de que como quiera que no has leido ni la mitad de lso libros que cita el prologuista, pues que casi mejor que ni sigues. Pero no.

El cuento es un cuento árabe tradicional. Un cuento tradicional incluso podrí­amos decir. Con todos sus elementos de mezcla de la magia y la realidad, con sus personajes arquetí­picos, con sus situaciones a menudo previsibles. Pero está contando con encanto, y como todo cuento tradicional que se precie termina con su moraleja. Es un relato que aún escrito por un occidental resulta absolutamente creible en su contexto oriental. Con buenas y escuetas notas que ayudan a comprender ciertos personajes de la mitologí­a arábiga y con una florida descripción de las escenas y las situaciones.

Aún siendo relativamente extenso se lee con facilidad y sin impaciencia, y uno va entrando en la vida de sus personajes, a veces con odio, a veces con lástima, a veces con ganas de decir si te lo estás ganado a pulso, bribón… pero lo dicho, un buen modo de viajar en el tiempo, en el espacio, y en la inmensidad de ese mundo humano que a veces nuestro centrismo, sea cronocentrismo, geocentrismo o etnocentrismo nos hacen ignorar.

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