El 15M. Evocando a Maquiavelo.

No se trata de que el 15 M sea lo que se conoce como un movimiento maquievélico. De hecho incluso es posible que para el 15 – M no sea Nicolás un referente perverso, sino todo lo contrario.

Nicolás era a su manera un soñador. Un buen republicano que para vivir en la época en la que vivió tení­a interesantes ideas sobre la manera de organizar la sociedad. De hecho,el tí­tulo de su obra más conocida puede llevar a engaño. El prí­ncipe de que habla lo es en tanto que principal, no en tanto que heredero, y la obra trata de las condiciones y criterios que deben reunirse en un lider. Es, en cierto modo, un libro de autoayuda de un autor cuya dedicación era el estudio de la antiguedad como referente de la actualidad.

Liderazgo, estrategia, táctica y república. Está claro que todo eso me evoca el 15M.

Llevo tiempo mirando con tanta curiosidad como interés este asunto. Reconozco que aún no tengo claras mis conclusiones al respecto. Me temo que en parte es porque el propio 15M no las tiene claras. Escribiré por tanto “en borrador”. Ya tendré tiempo, si es el caso, de poner en limpio y ordenado esto que más que pensar intuyo o siento.

Lo que tengo claro es que si miro hacia la historia veo a menudo casos que no sé si son o no referentes pertinentes, pero si los evoco es porque en algo me suenan.

De una parte Anibal estancado tras su victoria en Cannas cuando Roma estaba a sus pies. Espartaco viendo como los suyos crucificados adornaban las ví­as romanas tras estar a punto de doblegar a Roma. Atila volviendo grupas desde las orillas del Po cuando nada se oponí­a ya a su marcha.

Por otra parte, la revolución francesa, la rusa y hasta la independencia norteamericana. Villa y Zapata. Mayo del 68, La revolución de los claveles y hasta la transición.

Hay muchos más casos, claro que sí­, pero también es cierto que puede valer con estos para identificar los mecanismos e incluso aspirar a aprender de los errores.

Por una parte tenemos procesos y por otra combinaciones estratégico-tácticas.

El proceso habitualmente es el siguiente:

  • Indignación generalizada,
  • rebelión espontánea,
  • revolución organizada
  • victoria casi lograda
  • reacción del adversario
  • derrota y asimilación

Desde el punto de vista táctico – estratégico también tenemos elementos constantes:

  • Puede que la estrategia preexistiese en algunas mentes, pero permanece en el terreno de lo irrealizable
  • El propio enemigo es el que en su torpeza o exceso de confianza desencadena las fuerzas necesarias para movilizar los recursos necesarios
  • Los estrategas asumen el liderazgo mientras los tácticos avanzan presos de la euforia
  • los avances son tan rápidos que descolocan hasta a los propios, y a punto de la victoria, surgen las dudas y las vacilaciones
  • el enemigo renueva su staff estratégico y adopta un nuevo equipo capaz de adaptarse al terreno y evaluar lo salvable y lo insalvable
  • con las precisas concesiones y ni una más se desactiva el ataque y una vez pasada la euforia y desmovilizados los recursos se recupera la antigua posición o incluso avanza en ella.

¿Y cómo se aplica esto al 15 M?

Pues por un lado en la cuestión del liderazgo. Si atendemos a la historia (que dicho sea de paso tampoco creo que no pueda cambiarse ni que estemos obligados  a repetirla), lo cierto es que en todos estos movimientos acaba surgiendo un lider capaz de canalizar las energí­as, centrar los mensajes y definir los retos a alcanzar. Retos concretos y evaluables.

Por otro, y en relación con lo anterior, está la cuestión de los objetivos. Enunciados los abstractos faltan los concretos, los objetivos tácticos. Las pequeñas conquistas que avanzan en la dirección del objetivo estratégico, dan moral a los propios y van causando zozobra en los adversarios. Para los poderosos las entelequias son juegos de salón o alborotos callejeros que se ven comodamente Don Perignon en mano desde las ventanas de sus mansiones.

Por otro lado está la cuestión misma de la estrategia. ¿Puede una estrategia ser pública o publicada? ¿Puede fijarse y decidirse de forma asamblearia y abierta? ¿O tení­a razón Lenin en que era mejor confiarla a una minorí­a dirigente? ¿Cuanto tiempo puede sostenerse a la gente movilizada sin logros identificables que aportar más allá de la propia demostración de fuerza? Los grandes estrategas de la historia siempre han huido de las largas campañas, y siempre han terminado por sucumbir a ellas por no saber pararlas a tiempo o por no haber evaluado correctamente su duración y haberse visto presa de ellas.

No sé. Como dije al principio tengo todo esto en borrador. Pero hay un par de cuestiones de esto del 15-M que me preocupan desde hace tiempo, en lo que a esto respecta desde el 15 M, el liderazgo etéreo, la estrategia difusa y la táctica indefinida. Es posible avanzar sin un lider carismático (creo incluso que serí­a deseable) pero tengo la impresión de que no lo es hacerlo sin una estrategia clara que se apoye en unos hitos tácticamente posibles y facilmente evaluables.

Ojalá me equivoque, pero por terminar diré que las demostraciones de fuerza se llaman desfiles y se acaban conviritendo en procesiones. Las batallas y las guerras, aunque no haya más armas que las ideas ni más fortines que los bancos son otra cosa. Lo único que hay que exhibir son las victorias, primero las parciales y luego la total, y lo que es más importante, saber que hacer con ellas antes de obtenerlas.

Mientras tanto no estaria de más buscar en nuestro fondo de biblioteca y repasar autores como Maquiavelo, Michelet, Lenin, Sun Tzu, Clausewitz , …

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