Competencia, diversidad, progreso.

Como soy de por mi un poco torpe he desarrollado todo un constructo para confesarme enemigo de las herramientas. Bueno, lo preciso. Soy partidario del uso de herramientas, pero soy contrario a su divinización. En lí­nea de lo que escribí­a ayer detesto acabar sirviendo a algo que me tiene que servir a mi.

Desde que empecé con esto de la informática (después de algún microcontacto universitario empecé ya más en serio a finales de los 80 cuando soñábamos con un 286 y una tarjeta EGA levantaba envidias) he conocido siempre gente que pasaba tanto tiempo hablando, leyendo, instalando y probando versiones y herramientas para escribir, dibujar, jugar, y luego comunicarse que, al final, cuando le preguntabas que para que usaba todo eso se quedaba en blanco. “Stack overflow”, “runtime error” o más sencillamente “división por cero, error fatal”.

Han pasado los años pero ahí­ seguimos. Ahora son las redes y sus plataformas. Facebook, Google +, Linkedin, twitter, etc. etc. Y se juntan bajo nuestros dedos y ante nuestros ojos los problemas aquellos de entonces con otros nuevos. Aunque no lo son tanto. Todo esto no deja de ser una actividad económica, y como tal, sujeta a los mercados y sus leyes.

Se nos intenta convencer de que la competencia y la diversidad en la oferta es buena. Cerramos los ojos y nos lo creemos. Pero cuando los abrimos tendrí­amos que darnos cuenta de que esto no es del todo cierto, y que si alguna ligazón tiene todo ello con el progreso es más circunstancial que intencionada. Veamos algunos casos.

El desmantelamiento del monopolio de la venta de derivados del petróleo iba a repercutir en competencia en precios para los clientes. Falso. O las petroleras son muy listas, o el tribunal de la libre competencia muy tonto o todos ellos son muy listos y nosotros muy tontos.

La privatización del sector de las telecomunicaciones y el fin del monoteismo de telefónica iba a ser bueno para los consumidores. Falso. Al final tenemos redes de telefoní­a superpuestas, (más antenas y más repetidores), similares tarifas, peor servicio, menos gasto en inversión, peores condiciones laborales para los que empujan del carro, el ADSL más caro de Europa, y dificultades en las zonas no rentables.

Que decir de la banca, de la energí­a, del tabaco y hasta de la tele.

Más canales que capacidad de producción para llenarlos. ¿Y el resultado? Más de lo mismo por diversos canales, pero variedad en los contenidos, la justa. La realidad de la oferta diversificada no pasa de ser a veces una difusión multicanal de un mensaje único. Eso sí­, donde antes todos hablábamos de lo mismo ahora tenemos que elegir y hacer gurpos entre los de bones y los de aquí­ no hay quien viva.

¿Y el progreso? Veamos otro caso. Cuando empezó el ví­deo doméstico competí­an en el mercado tres sistemas. Beta, VHS y Ví­deo 2000. La mejor tecnologí­a, la más avanzada en su tiempo, era ví­deo 2000. Tecnológicamente le seguí­a Beta, y el más cuestionable tecnológicamente era el VHS. Tuvo que llegar el DVD para terminar con su reinado, pero antes se habí­a pasado por la piedra a los otros dos estándares, primero el mejor y luego menos malo. ¿Cómo fue posible esto? Pues está muy claro, porque frente a la ventaja tecnológica, la estrategia comercial (manga ancha con las patentes y multiplicidad en fabricantes, calidades, precios y distribuidores) resultó decisiva. ¿Eso es progreso? Lo mismo cabrí­a decir de la eterna pugna entre Mac y PC, antaño motorola vs intel, Microsoft vs Mac OS. Microsoft siempre ha ido en muchos aspecto detrás de Apple, y sin embargo la parte comercial del asunto ha hecho lo que ha hecho en lo que al reparto de la tarta se refiere  (otra cosa es quien se quede con las guindas). Hasta en cosas más triviales como los navegadores, allá en la prehistoria de las redes sociales, cuando aquello se llamaba simplemente internet, son muy ilustrativos los capí­tulos escritos en la guerra entre netscape y explorer.

Con esto de las plataformas en las que relacionarse, interactuar y ser cada cual cada uno, en su diversidad interna y externa, me apunto a la aplicación al caso que nos ocupa (el de cual elegir y aún a sabiendas de que el tema no es tan sencillo) de lo que leí­a ayer en twitter gracias a @politicaredes:

@maritegil: “El único riesgo en hablar en publico es no tener nada q decir ” @YagodeMarta. #ExitoElectoral“+1

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