El alzamiento

Hace 75 años por estas fechas volvaban por ahí­ aviones que trasportaban generales golpistas, y en los cuarteles se cocí­a algo que iba más allá de un simple pronunciamiento, toda una rebelión que pretendí­a deponer por la fuerza al gobierno constitucional republicano. Una barbarie que pasó de ser una operación pretendidamente rápida a convertirse en una larga y dolorosa sangrí­a. Se revise como se revise el hecho es ese.

Un dí­a como hoy, los alaveses hemos asistido admirados a nuestro particular alzamiento. La cúpula del Buesa que por entonces no tení­a apellido, aquella que nos llenó de orgullo en su dí­a  aunque no tuviésemos ya vacas ni yeguas que meter debajo, se ha alzado hacia el cielo, ha volado ochenta metros y se ha posado sobre un campo de columnas que ni diseñado al efecto. Miles y miles de megapixels, millones incluso, dan fe de ello.

Y todos dando palmas. Con la cúpula han volado más de 20 millones de euros, pero no pasa nada. A 40€ de precio por entrada, con que llenemos las cinco mil nuevas plazas 100 veces y nos quedemos todo el dinero asunto resuelto. Eso sí­, si no las llenamos o tenemos que repartir los ingresos, la cosa irá para más largo. Habrá que cambiar el logo, que ya no tendrá cúpula, y poner un mercadillo bajo ella que así­ vuelve a sus orí­genes, a proteger ferias de ganado.

Digo yo si no hubiese sido mejor cubrir mendizorroza, total ahora está todo en las mismas manos, y ahí­ tení­amos ya casi 20.000 plazas sentadas más las que se podrí­an haber metido en el campo, y total, para cuatro dí­as que dura la final four. Ya puestos podrí­amos haber ampliado el aforo y haber pedido también una final de UEFA o una de la intertoto, o con los cambios de gobierno hasta traer la roja. Pero no. Nos quedaremos con los cestos que queda más de tierra adentro que las redes, que son como más de la costa.

En fin. Que por lo menos habrá que congratularse de que 75 años más tarde alzamientos como aquel no sean más que un infasto recuerdo que algunos se empeñan en seguir olvidando como infausto. Eso sí­, habrá que lamentarse que frente a la sangrí­a primaria que aquel supuso, sigamos hoy viendo como esos que saben bien del otro tipo de alzamientos, los de bienes, y de otras técnicas legalmente injustas para esquilmarnos sigan un dí­a tras otro, disfrazados de mercados o de lo que sea, sometiéndonos a una salvaje sangrí­a social y económica.

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