Sorpresas en el log

A veces mirando los archivos de log de tu blog sólo te queda preguntarte que colegio o instituto ha mandado a sus alumnos hacer un determinado trabajo. Esta semana tengo claro que algún centro vitoriano ha encargado a sus alumnos algo relacionado con el cantado molino de legardagutxi y sus propietarios, incluida la nieta.

Los que nos dedicamos a estas cosas tenemos por costumbre, y por obligación, mirar periódicamente los registros de visitas de nuestro blog. Así­ aprendemos quién nos visita, cuándo, qué busca, cómo nos encuentra y demás información que nos ayuda a mejorar nuestro trabajo y a buscar el siempre deseable logro de la satisfacción compartida, la que siente uno cuando da lo que otro estaba buscando, y la que siente el que encuentra a alguien que le da lo que busca.

Lo cierto es que cuando comparamos los datos de este feedback espiado y escasamante voluntario (son las huellas que dejamos en la red sin darnos cuenta) con los del feedback voluntario (comentarios, mensajes y demás), uno no puede dejar de pensar que una de dos… o seguimos siendo patológicamente tí­midos tambien en lo digital, o carecemos de la más mí­nima noción de lo que es el agradecimiento. Esa humanización de la que tanto hablamos empieza por nosotros mismos y lo que nos cuesta decir lo que nos ha gustado y lo que no, que no es más que una única manera de decir que nos ha interesado y que agradecemos el trabajo y la dedicación de quien lo ha escrito.

Pero volviendo al asunto de las sorpresas, hoy hablo de una que no es la primera vez que me ha ocurrido en este blog, y si comentaba lo anterior es tan sólo porque lo único que echo en falta es saber si he sido útil para los que me han encontrado.

Al principio me sorprendí­a cómo de pronto un viejo post resucitaba desde las profundidades del archivo y emergí­a con orgullo en el ranking de post más leidos. Un vistazo a las expresiones de búsqueda con que llegaban mis visitantes, me vino a dar la impresión de que el sistema educativo estaba por detrás. Pero bueno, era un buen motivo para seguir escribiendo reseñas de libros y otras cuestiones de í­ndole más práctico que las propias opiniones diarias.

Esta semana toca investigar el molino de legardagutxi, está claro. Más de 100 de mis visitantes de estos últimos dí­as me han encontrado buscando esa palabra. Me alegro de haber trabajado entre otros para ellos, y espero haberles sido útil en sus trabajos. Sólo les pido que no copien y peguen. Y no es que vaya a ponerme a defender mi copyright en este asunto. Es tan sólo que preferirí­a que lean asimilen y redacten, y que si se tercia y es posible hasta inventen. Eso es ser creativo, asimilar, digerir y crear otra más de las incontables maneras que tiene de juntarse las cosas que están ante nosotros más o menos invisibles, más o menos evidentes.

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