El aura del poder

El aura del poder es, en algunos casos, la base de su existencia. Los aspectos cultuales que tiene el poder frente a sus subordinados afectan al subconsciente del individuo y hacen que la relación de decisión y sumisión escape del universo de las relaciones humanas basadas en la racionalidad, el acuerdo y el respeto mutuo. El poder basado en la sumisión debe adquirir un rango de justificación sobrenatural, y por tanto incuestionable. Al escapar al imperio de la razón, anulan la capacidad de reacción.

Esto que es así­, resulta poco compatible, según entienden algunos, con los valores de igualdad, laicidad y modernidad que, al menos en apariencia están establecidos y rigen en nuestro mundo. En nuestro pequeño mundo por ser más concretos. Por eso, y con el afán de modernizar ciertas instituciones de nuestra sociedad, se toma el impulos de popularizarlas, de hacer que se desprenden del aparataje simbólico en que se manifesta su aura haciéndolas más “humanas”, más accesibles.

Craso error estratégico aun cuando tácticamente ofrezca buenos resultados.

Este error lo cometió la iglesia del Vaticano II, y al menos en lo que a su jerarquí­a se refiere lo va corrigiendo. No digo yo que acaben volviendo a dar las misas de espaldas y en latí­n, pero parece evidente que la seglarización formal está retrocediendo. Papa, cardenales, obispos e incluso sacerdotes recuperan sus hábitos y sus sí­mbolos y vuelven a bruñir los dorados de sus templos y de sus joyas para mantener el simbolismo ritual y el contenido cultual que justifica su propia existenca. Puede que atraviesen un mal momento, pero lo más probable es que sobrevivan. Lo han hecho durante más de 2000 años y en las circunstancias más cambiantes.

Este error lo empezaron a cometer las monarquí­as, y esos de momento no solo no lo enmiendan sino que, para satisfacción de los republicanos entre los que me sumo, lo van profundizando. A fuerza de ser campechanos ynormales terminan haciendo que la gente no comprenda bien por qué hay  que cogerlos en lote familiar. Que el rey sea muy majo no siginifica que su hijo lo sea, ni que lo sea su nuera. Ni justifica tampoco que a costa del monarca, o sea de nostros, vivan una familia llena de gente que no vale para nada y cuyo único mérito “laboral” es ser familia. Vamos, que su curriculum termina con su segundo apellido, y como mucho con la fotocopia del libro de familia para el caso de los adheridos. Si el ery y su familia son como todos, son uno más, que curren como uno más, que voten como uno más y, si quieren ser presidentes que se presenten a las elecciones como uno más cada cuatro o cinco años. Nada de presentarse al obispo el dí­a del bautizo, decirle que te llamas no se que no se cuantos de todos los santos y a vivir, que son dos dí­as.

Los últimos en sumarse al carro de hacerse el harakiri a cámara lenta son los bancos. Tanto marketing y tanta historia ha conseguido que entremos en los bancos y nos pongamos a reclamar. No como antes, que entrabas en aquellos patios de operaciones que impresionaban más que el vaticano, con señores de traje y corbata, con botones que parecí­an admirantes. Todo marmol y latón dorado, y el ruido de las máquinas de escribir, y el mostrador alto para que tubvieses que ponerte de puntillas cuando eras niño y la ventanilla baja para que te tuvieses que agachar cuando eras mayor. Ahora te recibe un colega, un amigo, que te escribe cartas a casa y que es tu consejero, y claro, a un amigo se le cantan las cuarenta cuando te la juega.

3 casos 3 de como una táctica brillante a corto plazo puede suponer un fatal error estratégico a largo plazo y poner en peligro la propia supervivencia por la ví­a de la aniquilación de la propia esencia.

Los poderosos sin embargo si qeu actuan con inteligencia estratégica aplicando la táctica correcta. Desaparecer. Hacerse invisibles, disolverse en una red de empresas, organismos, nombres y sociedades bajo la que es imposible descubrir un nombre concreto, una persona fí­sica, y eso a pesar de que existen. Ellos han comprendido que lo que no existe no se puede destruir, es su estrategia y les funciona. A fecha de hoy nadie sabe quienes son los mercados, pero al rey, al papa y al asesor personal de us banco o caja les conocen bien, igual hasta demasiado bien.

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