De fallos y fallas.

Publicado en Diario de noticias de ílava el 15 de febrero de 2011

Se acerca el mes de marzo y si eso es muy prematuro ya va faltando menos para nuestro San Juan. Estas fechas incendiarias me han hecho pensar que podrí­amos aprovechar nuestros fallos para montar unas originales fallas o suculentas hogueras. Y cuando digo fallos no me refiero a desaciertos o desatinos, que puede que también, sino más bien a esa acepción tan curiosa con que se nombran las decisiones de los jurados o los jueces. Sentencias en todo caso que determinan a que lado de la valla de la cárcel estás, o a que lado de la obra te quedas. Para nuestras hogueras hablamos de los fallos que deciden si la obra la verás como un jubilado recostado sobre la valla o como un operario encargado de realizarla.

El caso es que, olvidadas ya algunas intentonas falleras de nuestra ciudad que nunca llegaron a prender, vamos acumulando sin descanso material combustible al que poder dar una salida como esta de la que hablamos. Según parece, es a menudo requisito indispensable para optar a un puesto en la valla de la obra, da igual el lado en el que finalmente te quedes, presentar una maqueta. Curiosa forma de llamar al asunto. Porque no se trata de que llegues con tu maqueta, digas aquello de “aquí­ mi maqueta aquí­ un concejal” y hechas las presentaciones te vuelvas a casa con la maqueta bajo el brazo. No, aquí­ la maqueta la presentas y la dejas, y poco a poco van llenándose los vací­os institucionales de artilugios de madera y “polispán”, con kilos de colas, barnices, cochecitos, pinturas, arbolitos de esponja y hierbas artificiales. ¡Todo un prodigio “igní­filo”!

Pero resulta que lo que fue útil un dí­a acaba volviéndose un estorbo. No sólo es que ocupe sitio, y generalmente mucho. Es que como el más oscuro de los pasados vuelve siempre y deja al descubierto los sueños que no cumplimos y las cosas como debieron ser. Ni como las contamos ni como las dejamos: hechas o sin hacer. En nuestro maquetario histórico tenemos catedrales, plazas simbólicas, etc. En el más reciente hemos añadido auditorios, plazas multiusos y varias cosas más, y para el futuro estamos haciendo sitio para estaciones, polideportivos y hasta un tren a vapor o un metro ligero, de unos 80 centí­metros o así­.

Vamos, que volviendo a lo de las fallas y las hogueras, y antes de que el parking de Amarika lo tengamos que destinar a aparcar maquetas o reservar una planta del de San Martí­n para el mismo fin, siempre nos quedará San José o San Juan, eso si la normativa antihumos lo permite, claro está.

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