Título: Ir de viaje, y Excursiones a pie
Autor: Hazlitt, William y Setevenson, Robet L.
Origen: UK, 1º mitad XIX y UK 2º mitad XIX.
Edición: José J. de Olañeta Editor, Palma, 2010
ISBN: 978-84-9716-682-9
Adquisición: Lo compré en Elkar en noviembre de 2010
Terminado de leer el 9 de febrero de 2011
Mi referencia : 00068-A
Comentario: Y otra más. De las centellas me refiero. Menos mal que me queda cinco o seis en reserva, pero esto del tren y el autobús van a hacer que tenga que reaprovisionarme de aquí a no mucho.
El volumen (peqeuñito, como todos), que nos ocupa hoy es en realidad una edición conjunta de dos relatos breves de dos autores distintos y con una cierta separación en el tiempo, (el autor del segundo, Stevenson, nación 20 años después de que muriese el autor del primero, Hazlitt). Una edición conjunta muy bien traida porque, además del enfoque, el tema y hasta la estensión, ambos relatos comparten una relación como de padre a hijo. _En el suyo, el segundo, Stevenson cita con frecuencia al primero.
ambos coinciden en dar una visión particular del viaje y sus circunstancias en un modelo de viaje cuyo referente más cercano para nosotros serí, por ejemplo, hacer el camino de santiago en solitario y a pie. Ambos elogian la capacidad de aislamiento y fusión con la naturaleza y con uno mismo que brindan las largas caminatas sin un programa exacta ni exhaustivo. ambas descubren los placeres de contemplar los paisajes por los que más que transitar se vive, y especialmente Stevenson halba de la virtud de este deambular con dirección pero sin plazo y de además hacerlo en solitario.
Hazlitt hace alguna excepción, pero Stevenson no. De este último, y hasta del anterior, es graciosos como pueden vestirse con esplendor ese tipo de situaciones que vivimos con pudor. concretamente Robert L. hace referencia a la compleja situación que se produce cuando, supuestamente solos en el caminio nos ponemos a cantar o hablar en alto y alguien nos sorprende. El azoramiento es mútuo, y al que no le haya pasado que levante el dedo y se preste voluntario a intentarlo, no tiene desperdicio cuando lo recuerdas pero que mal se pasa el trago cuando te lo estás bebiendo.
En resumidas cuentas una lecturilla recomendable, más la segunda que la primera, y un buen acicate para reencontrarse con la explendida costumbre del paseo por el campo, de la excursión y hasta del viaje, peqeuño o largo por caminos escasamente transitados.
Por quedarme con una cita o dos, señalaré las siguientes:
“…Burns, enumerando placeres pasados, se detiene en las horas que “fue feliz pensando”. Es una frase que bien puede dejar perpeljo a un pobre moderno, rodeado por todas partes de relojes y toques de campanas…”
“Tenemos tanta prisa por hacer, por escribir, por acumular posesiones, por hacer audible nuestra voz un instante en el silencio burlón de la eternidad, que olvidamos aquello de lo que estas cosas no son sino partes: vivir.”
“Quienes disfrutan de la procesión no son los que llevan las banderas, sino los que miran desde sus habitaciones privadas”
“uno se hace una pregunta más, si durante este tiempo [el de la contemplación ausente y pasiva] ha sido el más sabio filósofo o el asno más insigne. La experiencia humana todavía no es capaz de contestar a esta pregunta; pero al menos uno ha pasado un rato agradable y ha mirado por encima del hombro a todos los reinos de la tierra.”
todas ellas citas del relato de Stevenson.
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