El glorioso

Hoy se ha celebrado el noventa cumpleaños del glorioso. El Deportivo Alavés. El Alavés a secas. Como todo equipo de futbol que se precie, su afición tiene algo de irracional, de ilógico. Como sobre todo ocurre con los equipos en los que las victorias y las glorias son, por así­ decirlo, generacionales. Mi abuelo y el equipo nacieron casi a un tiempo. Mi abuelo murió hace años. El alavés todaví­a no. Hay algo que le mantiene y le hace vivir: nosotros. Unos van al campo, otros menos. Unos lo hacen solo cuando gana. Otros menos. Pero todo alavesista que se precie tiene un rinconcito en su interior que viste de blanco y azul.

Por mucho que las élites vitorianas sean del baskonia y del athletic; por mucho que Mendizorroza sea refugio de los parias; por mucho que los presidentes sean quienes son y sean como son; por mucho que estemos con el club bajo mí­nimos, con los que debieran apoyarlo queriéndolo hundir y quienes vienen a levantarlo siendo tildados de querérselo levantar; pues con eso y todo, y en segunda B por segunda temporada consecutiva, somos, en número de abonados en torno a los ocho mil. Más de la mitad de los que lo fueron en los dí­as no tan lejanos en los que se podí­a ver por mendi a madriles y barcelonas.

En esta como en todas las historias se puede abrumar con datos y con cifras. En esta como en otras, la historia se vuelve para uno algo más personal. Yo no he sido nunca muy de campos, pero aún a pesar de ello, y desde que el glorioso bajó tengo mi abono en la cartera, junto al corazón y lo más lejos posible de la cabeza. Mis amigos no me dejan ir. Dicen que el glorioso pierde cuando voy. Así­ que cedo mi abono y sufro con la radio como siempre, como me enseñó mi abuelo. Cuando viví­a en Madrid y el glorioso viviá también en la segunda B, llamaba a casa los domingos, y a mi abuelo siempre le preguntaba lo mismo… ¿qué tal la radio?, y él me contestaba unos dí­as bien y otros como siempre. Luego los reyes le trajeron un reloj del alavés y la pregunta cambió ligeramente. Nos entendí­amos entonces por la hora, si atrasaba, mal, y si no, pues bien. Si me preguntan por el dí­a en que murió mi abuelo te lo digo sin vacilar, fue el dí­a que el kaiserlauten jugaba con el alavés. El glorioso pasó la eliminatoria, mi abuelo no.

En Mendizorroza vi yo mi primer partido de futbol, una eliminatoria de copa contra el barí§a. A mi aquello me pareció el maracaná, tanta luz y tanta gente eran demasiado para un joven alavés, y para mi también. En Mendi murió Osquitar, o al menos allí­ empezó a morir. Mendi está en el viejo albun de fotos de mi casa y hasta mi hijo, en algún lugar que él quizás no recuerda tiene guardados los carnets de abonado infatil que su tí­o le fue regalando aún antes de aprender a andar. Cuando me pongo a ordenar armarios siempre sale algún poster o algún recuerdo del alavés, y hasta mi hija, que de futbol entiende menos dice que es del Barí§a y del alavés.

A Guillermo lo tuve yo un partido noventa minutos sobre los hombros. Era entonces cuando aún se iba a general y se veí­an los partidos de pie. Salió cantando glorioso el himno del alavés, el mismo que tení­a que acabar yo entonando en mis cenas de vascos en Madrid.

Noventa años para llegar a donde estamos, y un club, que si no hubiese elecciones pronto, más de uno hubiese dejado hundir. Son muchos los que dicen, y decimos, que en la próxima foto, que seguro que la habrá, nos sobran muchas corbatas y muchos cargos. La próxima será, como las anteriores fueron, una foto de nosotros, los sufridos sufridores del alavés.

2 comentarios

  • javier vegas dice:

    vamos a ver si puedo hacer algo… espera mis noticias que llegarán 🙂

  • pedro dice:

    ´Soy aficionado del At. Madrid aunque tengo amigos en el Alaves y opino como ellos que la denominación de “glorioso” tradicionalmente corresponde al Alaves. Podrias darme algunos datos para fundamentar mi argumento y confirmar que estoy en lo cierto.

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