Lo de los wikileaks

Acostumbro a leer varios libros a la vez, y el caso es que uno de los que tengo me retrotrae a mi etapa universitaria y me hace recordar los tiempos aquellos en que estudiábamos la revolución partiendo de los medios o quizás luchando contra ellos. Los mecanismos de censura, el control de las multinacionales, etc, etc etc. Hoy, años más tarde todo sigue igual, perdón, peor. Y un buen ejemplo del asunto lo tenemos en todo el proceso de lo de Wikileaks. Se mire como se mire bochornoso.

Es bochornoso que, cuando por fin alguien destapa el tarro de las esencias o abre la caja de pandora el culpable sea él, el peligroso sea él, y que sin poder negar lo evidente, la culpa reciaga en quien lo cuenta más que en quién lo hace. Nadie niega la veracidad de lo revelado. Bueno, casi nadie. En este estado que dios nos ha dado y que es de todo menos de buena esperanza niegan y reniegan de sus cambalaches con los yankis, o por ser más ecuánime y certero de los cambalaches de quienes gobiernan a los yankis y dicen representarlos. ¡qué ibamos a esperar de aquellos que ganaron unas elecciones al grito de “de entrada no” y terminaron, convencidos ellos, por convencer a sus fanáticos iluminados en que aquello realmente era algo así­ como que de entrada no pero de salida tampoco!

Es bochornoso que uno tenga que leer titulares de periodistas libres (?) indicando que “wikileaks da bazas al terrorismo al revelar infraestructuras estratégicas”. ¡qué listos! y google earth, y las páginas amarillas, y el boletí­n oficial del estado, y tantos más. El que da bazas al terrorismo es el que es a su vez un terrotista, el que consigue que los canallas que reclutan voluntarios no tengan mucho que explicar porque tanto estado soberano y demócrata por demás tiene mucho que callar. Que no amparen su seguridad y la de los suyos en el saco de nuestra seguridad. El mundo es más inseguro por sus manejos y sus maniobras, por su tendencia natural a espiar, por su vocación de mandar y por todas esas chorradas y patrañas con las que envuelven sus ansias de gloria, poder, y lucro propio o ajeno en el manto de la democracia y la sociedad, y el estado y los derechos y libertades.

Y mientras tanto aquí­ todos jugando a opinar sobre lo que leemos. Condenados a recordar lo que pasa fugazmente, impulsados a preguntarnos y ser capaces de encontrar la referencia aquella que explicaba el por qué de una denuncia absurda en un paí­s exótico como Suecia. La cosa es que mientras el individuo esté denunciado su empresa no puede establecer su sede social en Suecia, que curiosamente es uno de los estados con una legislación más proteccionista en lo que a la protección del derecho de prensa se refiere. No recuerdo dónde lo he leido ni lo he vuelto a encontrar, pero jurarí­a que cuando lo comento me miran como las vacas al tren.

2 comentarios

  • yago dice:

    nos estamos ojvidando de lo realmente importante hablais de mensajeros pero lo realmente importante en este tema es : el regalo , nos olvidamos de un dueño de una pagina de blogs que bien podria ser esta y un dia le hacen un regalo en forma de informacion, reportandole unos datos que por menos fue el watergate, y el astuto y a la vez sin saber lo que esto iba a suponer los publico ( YO HUBIERA ECHO LO MISMO) esto y espero no equivocarme le va a traer mas de un quebradero de cabeza ya se sabe como actuan en estados unidos con este tipo de gente. bendita wikileaks pero no se si bendecir a ese misterioso soldado que un dia hizo un regalo que te puede enviar al otro barrio

  • María dice:

    Matar al mensajero, mientras está dando la noticia es una constante en la ficción, o en esa otra verdad que inventamos.
    Desde el mensajero de la Comedia dell´Arte, hasta el enlace de la Segunda Guerra Mundial, que recibe un tiro un momento antes de entregar la carta, y el más famoso de todos Miguel Strogoff que atraviesa Siberia para poder advertir de la invasión de los Tártaros.
    Los mensajeros si son portadores de buenas noticias son agasajados y premiados, en cambio si llevan una terrible advertencia como es el caso de Strogoff , serán perseguidos y si es posible asesinados por los traidores de la verdad.
    En polí­tica hay tejemanejes, todo el mundo nos lo podemos imaginar, pero conocer las entretelas de los diplomáticos, y los dichos y diretes de unos y otros, ha sido , la verdad, muy divertido. Me he reí­do un rato, comprendiendo que los polí­ticos de igual manera que los colaboradores de Sálvame, no sólo intercambian opiniones y medias verdades, rasgándose las vestiduras por “un quí­tame estas pajas” y en el fondo sean unos sentimentales, aunque de esto últimos tengo serias dudas

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