Léase a la vez…

Alguna vez ya he comentado que las noticias nunca deben leerse solas. Nos hablan en el fondo de un mundo complejo en el que todo tiene un sentido en relación con el resto. Pero los medios insisten en presentarnos realidades separadas y en perseguir que ante tanta confusión no seamos capaces de visionar el conjunto. Es su modo de intoxicarnos a base de descontextualizarnos. Los humanos somos torpes a la hora de asumir e identificar dimensiones absolutas. Percibimos más bien cambios y comparaciones, relaciones en suma. Romper los hilos entre unas y otras nos lleva a dónde estamos.

Estos dí­as oimos que nuestro futuro depende de los especuladores que han construido nuestro presente. Esto ocurre por el contagio irlandés y consiste, básicamente, en que los mismos que nos compran la deuda, posiblemente con gran parte del dinero que inyectamos al tinglado, digo sistema, financiero y a los que les pagamos los intereses por la misma quieren ganar más. Entonces dicen que no somos fiables y obtienen mayores rentas por las mismas obligaciones, esto es ninguna. Y los medios tratan de convecernos que eso es malo y que debemos hacer como alemania, que paga poco por su deuda y es segura pero poco rentable, como si a estas alturas de la jugada alguno de estos tiburones se fuese a quedar sin cobrar sus letras del tesoro. Antes nos ponen a todos a limpiarles los zapatos y fregarles los platos, por no hablar de otros servicios menos nobles aunque más gustosos para ellos. Y todos tan contentos, a seguir pegándonos recortes en el pecho para hacer caso a los mismos que especulan con nosotros y garantizarles que sea de un modo u otro haremos lo posible para que sigan siendo cada vez más ricos y cada vez más poderosos.

Nosotros mientras tanto nos dedicamos, y ahí­ viene la segunda noticia, a perseguir con eficacia y medios ingentes a los preceptores de la renta básica y de las ayudas sociales. No encontraremos entre sus perceptores a ningún banquero, ni tampoco llegaremos a los palacios desde los que se difunden rumores que hunden monedas y arruinan paises. Posiblemente con lo que nos gastemos en la investigación de nuestros pobres limpiaremos nuestra conciencia o puede que ni eso, pero lo que es seguro es, que con sólo trincar a uno de los especuladores podrí­amos financiar el fraude de los pobres, que quiero dejar claro que no sólo no defiendo sino que entiendo como tanto o más execrable por mí­sero, ruí­n e insolidario. Pero tengo muy claro que cuando uno no relaciona todos estos puntos acaba saltando como un toro hasta el teclado para enviar sus comentarios a cualquier noticia en la que sale un moro, un sudaca o un rumano, y pedir que los expulsen y rogar porque los borren, como si con ello botines y otros sabios fuesen a dejar de vaciar sus cuentas a golpe de intereses propios.

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