Comedores, ikastolas e intereses.

Este paí­s es curioso. Mientras unos pelean por sacarlo adelante otros, que debieran estar ocupados en ello centran sus esfuerzos en desmontarlo. Mientras los vascos seguimos pie a tierra en la diaria tarea de seguir construyendo el paí­s en que vivimos quienes nos gobiernan y quienes quisieran hacerlo, unos y otros a pesar nuestro y para nuestro pesar, se empeñan en ignorarnos y seguir ciegos, sordos y mudos sus propias inercias y hasta sus complejos.

La última de nuestros gobernantes y quienes les apoyan tan generosamente es intentar conseguir que desaparezcan en la inmensa nube del gasto público los cuatrocientos mil euros con que las provincias de la comunidad autónoma echábamos una mano a las ikastolas de Lapurdi, Benafarroa y Xuberoa.

Dice Quiroga, de profesión presidenta del parlamento vasco, y de afición molesta la de intentar, tampoco mucho, estudiar euskera para poder presidir un parlamento sin que le tengan que interpretar lo que dicen sus parlamentarios, que no es lógico que destinemos nuestro dinero a financiar gastos escolares extranjeros cuando aquí­, por ejemplo van a tener que subir a los padres el precio de los comedores escolares.

Dice ELA a este respecto que no termina de entender el por qué de la subida si tenemos en cuenta que los costes de personal están congelados desde 2008, y yo mismo me digo varias cosas.

No tengo claro si esos cuatrocientos mil euros van a suponer que no se active la subida. No lo tengo porque primero no se si el “agujero” que pretende cubrir esta subida importa curiosa y excatamente cuatrocientos mil. No lo tengo porque, segundo, no me queda claro que el destino del ahorro propuesto sea el de los comedores o acabe al final en alguna campaña de defensa del castellano o en el instituto cervantes.

Me digo también que antes de actuar en nuestro nombre debieran preguntarnos a los padres lo que pensamos al respecto, porque igual resulta que a muchos no nos importarí­a asumir el coste de la subida (que seguramente acabaremos así­ mismo pase lo que pase) y sin embargo si que nos importa y nos disgusta dejar de colaborar con nuestros vecinos del norte. Vamos, que en ocasiones como estas a muchos no nos importa que el dinero se haga montañero y suba y baje los pirineos.

Me digo también que dentro de la tan cacareada autonomí­a de los centros hay recursos y sistemas para, aún tomada esta decisión por quienes controlan el parlamento vasco para lo que lo controlan, (quitar y poner banderas, y fotos, y placas, y hasta gorras y txapelas), buscar las formas de contrarestarla. Se me ocurre simplemente que, en cso de que no se active la subida y se suspenda la partida, seamos padres y centros los que la paguemos de forma voluntaria y la enviemos a donde queremos, a las ikastolas de Seaska.

Parece que hemos olvidado los tiempos en los que éramos nosotros mismos quienes nos organizábamos. Parece que a fuerza de gobiernos nos hemos acostumbrado a pagar para que funcione y no somos capaces de ponernos a funcionar nosotros mismos. En definitiva, que en este como en otros casos no dependemos tanto como creemos de quienes nos mandan. Más bien dependemos sobre todo de los que obedecemos sin más.

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