Vitoria una ciudad temática.

Publicada en Diario de Noticias de ílava el 25 de agosto de 2010

Me cuentan los viajeros que alcanzan La Puebla desde Vitoria que la ciudad está un poco bipolarizada. Mientras los barrios se despueblan y tomar un café se convierte en un juego de turismo de aventura, el histórico centro se puebla de turistas y encontrar un vitoriano se convierte así­ mismo en un deporte de aventura. A mi como me han cerrado mis sitios de referencia y tengo cosas que hacer aquí­ cerca de casa se me han traspapelado un par de excursiones y ni despueblo barrios ni visito centros. Todo se andará…

De los vitorianos puramente residentes algunos están a la vera del mar, protector solar en ristre y lorza traicionera en faltriquera. Otros traspasan fronteras y visitan ciudades grandes o pequeñas que acabarán a buen seguro conociendo incluso mejor que la suya, la nuestra. Muchos retoman su origen propio o el de sus ancestros y reocupan su casa solariega. Como dirí­amos los vascos, vuelven de nuevo a la casa del padre, la que siempre está en pie aunque se arruine; la que es objeto del deseo cuando de herencias se trata y lacra abominable cuando llegan las cuentas de las obras. En Vitoria quedarán, como de costumbre, los del cuerpo de guardia. Los encargados de encender y apagar las luces, poner las calles o restaurarlas y sobre todo, atender a los turistas.

Hablando de los turistas, y de la tendencia prófuga de los indí­genas, no estarí­a mal que el ayuntamiento tomase cartas en el asunto. Si sumamos la crisis y el paro, con lo que supone de sobreoferta de mano de obra, con la necesidad de ofrecer a los visitantes una ciudad viva (esto es, con gente), y la necesidad de reducir la eventualidad de su presencia (la de la gente), un buen proyecto serí­a el de contar con una plantilla mí­nima de vitorianos visitables. Habrí­a que definir primero nuestros objetivos. ¿Qué ciudad queremos vender? ¿Una ciudad joven y multicultural? ¿Una ciudad vetusta y medieval? ¿Una ciudad verde, roja y blanca o sólo verde? ¿Una ciudad roja… y gualda? ¿Una ciudad moderna y alternativa? ¿o todas a la vez? En base a ello habrí­a que hacer el casting, y distribuir papeles, adecuar vestuarios, atrezzo y peinados. Estudiar incluso la posibilidad de crear dí­as, zonas o franjas horarias temáticas, e incluso, para grandes grupos, diseñar una ciudad a la carta.

Asegurarí­amos entonces una ciudad siempre viva y totalmente maleable, además de reducir el desempleo y favorecer la socialización. Estas y no otras más plausibles pero menos ingeniosas son las ideas que valen su peso en oro, aunque lo cierto es que como valen tanto pesan mucho y al final siempre se hunden… ¡así­ es como va esto del progreso!

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