Noche de blues

Esto de las obligaciones hosteleras es lo que tiene, que te hace elegir y te imposibilita acudir dí­a tras dí­a a todos los eventos del festival de Jazz. Hoy ha sido mi estreno con un atractivo programa doble. Larry Carlton y Buddy Guy. El primero sensiblemente más sensible, el segundo, por así­ decirlo, más dicharachero. El público, como ocurre a menudo, relativamente ausente, y los presentes pues de todo un poco.

A mi Larry Carlton me ha gustado. Me ha parecido elegante y virtuoso. Ha recorrido parajes diferentes y ha sido acompañado por un hijo ejemplar al que le faltaban un par de cuerdas para ser como su padre. El solo que nos ha regalado es uno de los mejores que recuerdo. Bien construido y mejor interpretado, con fraseos redondos y bien acabados. Sin alardes fastuosos ni delirios acústicos. El duo paterno filial fue también interesante y para cuando quisimos despertar ya era de noche. Se encnedieron las luces y se acabaron los sueños.

Buddy Guy no me gustó demasiado. Me pareció que toda la sobriedad que derrochó Carlton no la aprovechó Buddy. Demasiado espectáculo. Demasiado previsible. No creo que se bueno que de un artista del directo se pueda coger una lista de sus alardes y espectáculos y poderlos ir tachando según los ejecuta. El paseo por el público, el recital con la baqueta, el reparto de púas, etc. Le queda eso sí­ toda la energí­a del blues de siempre, y la voz que envejecida suena aún más en clave de blues. El teclista era un tipo peculiar y el baterí­a también. El segundo guitarra no era malo, pero visto lo que acabábamos de ver no podrí­a decir uno que estuviese a la altura. Dada su edad, realmente se le puede desear un largo y fecundo aprendizaje.

Por lo demás, y como ya he comentado en alguna ocasión, uno echa de menos un servicio de traducción simultánea. Las letras son a veces algo más que sonidos guturales y tienen algo que decir, en la ópera lo hacen, y además, no todos hemos podido perfeccionar nuestro inglés en Oxford o en harlem, y gran parte del autitorio se queda a dos velas cuando a los músicos les da por hablar en correcto inglés. Aunque sea que lo patrocine la Once…

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