Ricas y famosas

Ayer hablaba de buenas cosas referidas al universo mediático. Hoy no sé si tomarlo como algo positivo o todo lo contrario. Y viene mi duda porque desconozco las intenciones últimas de quienes crean el tipo de programas a los que me voy a referir hoy. Quiero decir, que no se si son algo parecido a una célula leninista que busca soliviantar a las masas y lanzarlas a una cada vez más necesaria revolución, o simplemente son una más de las cabezas de la hidra capitalista que busca atontarnos con el glamour y el lujo ajenos induciéndonos a multiplicar nuestros esfuerzos y sus beneficios al grito de cualquiera puede tenerlo con trabajo y sacrificio.

Me refiero como alguno se habrá podido ir suponiendo a series del tipo Ricas y famosas o mujeres de Hollywwod, y en menor medida a esta es mi casa (no me he molestado en comprobar la exactitud de los tí­tulos pero son así­ o algo parecido).

Las dos primeras muestran sin reparos a un conjunto de lo que podrí­amos llamar lacras sociales, cuyo único esfuerzo diario es buscar la forma de gastarse en las cosas más absurdas y cosotosas sus grandes caudales porpios o gananciales. Una vida de estress entre las pistas de paddel, los saraos más o menos benéficos, las tiendas con portero y en general con cualquier sitio absurdo en el que gastar ingentes cantidades de dinero. Gente que se gasta en una tarde lo que muchos de los espectadores no ganan en un año. Lo mire como lo mire me parece una auténtica indecencia, una llamada a volver a las barricadas y asaltar las mansiones y convertirlas en liceos, museos, centros de cultura popular o simplemente viviendas de alquiler. Ya no sé si es coincidencia o paradoja que coincidan en el tiempo estas series con el estreno del Robin Hood de Ridley Scott, pero ciertamente estos programas son toda una invitación al pillaje, al tiempo que demuestran que todo en exceso ees malo, hasta el dinero.

Habrá a quien le produzaca envidia lo que ve. Habrí­a también que eliminarlo con fines terapeúticos, la estupidez puede ser harto contagiosa. A mi sinceramente me da pena y asco lo que veo, porque para mi no es otra cosa que un mundo indeseable y un espejo de la mierda de mundo que estamos construyendo, un mundo en el que conviven en parrillas callejeros y mujeres de hollywood, imágenes del ultramar esquilmado y sangrante con las mansiones de esta es mi casa, cuerpos inertes cubiertos en las aceras ví­ctimas de maltratos con otras ricas y famosas. Me recuerda al Madrid aquel que conocí­ en el que a escasos metros de la Gran Via por la que circulaban coches y gentes camino de restaurantes, boites y teatros los mendigos hurgaban en los cubos de basura buscando alimentos.

Y luego nos dirán que esto lo arreglamos entre todos, entre todos puede, pero contra estos o sin ellos serí­a más seguro.

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