La ocu ha publicado los resultados de un estudio sobre los taxis, y el resultado ha sido el que cabría esperar, un desastre. La cuestión no es ya el grado de triquiñuelas que los buenos y no tan buenos profesionales usan de forma más o menos decente para incrementar su particular cuenta de resultados. El problema es uno más de esos que afectan a todo el planeta y que, al menos en europa debiéramos ser capaces de conjurar.
En cuanto uno viaja por ahí el taxi pasa de ser un medio de trasporte público más a convertirse en un foco de miedos, más o menos justificados, y en todo caso de intranquilidad, inseguridad e incertidumbre ciertas. Uno nunca sabe bien quien es pirata y quien no lo es. Uno no acierta a saber cuanto le costará, ni si hay bajada de bandera, ni si hay taxímetro o no. Y no hablamos ya de los taxis de paises que en vacaciones llamamos exóticos y el resto del año subdesarrollados. Basta con ir a Roma, a Nápoles, a Paris o a Madrid, Bilbao o Sevilla. La situación es siempre la misma, y lo que es más triste, afecta en muchos casos al desprevenido visitante sobre el que caen de forma impune los más priatas de ellos en puertos, aeropuertos o estaciones. Unos te dicen que los legales son más caros, otros que ellos van más rápidos, otros que además te esperan, otros que yo que sé. El caso es que al final el resultado es casi siempre el mismo, los taxis sólo se cogen cuando no queda más remedio y con todos los temores puestos.
Y digo yo, si para otras cosas la Unión Europea nos impone lo que haga falta, y nuestros obedientes gobernantes nos lo trasponen por la vía rápida, tan complicado sería dejarse de chorradas y regular a nivel europeo las infraestructuras básicas de trasporet, esto es, aviones, barcos, trenes, autobuses y taxis. Algo que te permita cuando viajas, al menos por europa, tener la misma tranquilidad o más que con otros medios de trasporte, y hasta incluso, una cierta homogeneizacion no ya del importe final de las tarifas, pero si al menos de su composición (bajada de bandera, kilómetro recorrido, hora en espera, suplementos aplicables, normas de uso, etc.) Seguiríamos sin evitar las aventuras exóticas, pero puede que nos ayudase también a sentirnos más europeos todos.
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