Sovereign dí­a 3. Livorno – Pisa

Un dí­a más, seguimos de vacaciones. Esto es, nos hemos levantado tranquilamente y hemos desayunado en la intimidad de un barco semidesierto. Con la misma parsimonia hemos cogido nuestras cosas y hemos desembarcado. En el mismo puerto (por cierto, un puerto industrial en el que hemos estado rodeados de contenedores, camiones, tanques de combustible, etc. etc.), al pie del barco estaban los autobuses del puerto esperando para llevarnos al centro de Livorno. 5€ los adultos ida y vuelta y los niños gratis, y hasta te dan un plano y te indican donde hay que coger el autobús urbano para acercarte a la estación de tren.

El viaje en autobús te hace ver que lo de la conducción no está tan homologado en europa como parece. Mi hija, a la que le gusta “surfear” en trenes, metros y autobuses se lo ha pasado genial. El resto de los pasajeros no dirí­a yo tanto. El viaje es curioso. Te muestra un entorno industrial, envejecido, descuidado, en definitiva cutre, con ruinas industriales, plantas y en general un aspecto descuidado y un tanto caótico en lo circulatorio, en lo urbaní­stico y en lo medio ambiental. Por fin llegamos a nuestro destino a tiempo de ver como arranca el urbano que debí­amos coger. Confiado en una falsa interpretación de la escala del mapa decidimos ir dando un paseito hasta la estación. Error. Mucho que andar y poco que ver, pero al fin llegamos y sin grandes problemas compramos nuestro billete de ida y vuelta para Pisa. Unos 6€, que los niños no pagan. Tenemos cerca de 20 minutos para esperar porque el tren (por llamarlo de alguna forma) sale a las 13:10 (sale uno cada hora). Así­ que aprovechamos para comprar un refresco y algo que picotear. Coincidencias de la vida. En el anden esperan al mismo tren que nosotros una de nuestras compañeras de mesa en las cenas (Derliz), y dos mozalbetes de San Viator con los que habí­amos venido en autobús que habí­an perdido su autobús para la excrusión. Los cuatro juntos aprovechamos para comprobar el horario de vuelta y saber con precisión a que hora debí­amos volver (los últimos autobuses para el barco salen a las seis).

Al llegar a Pisa (serí­an casi las 13:30) vamos directamente a la oficina de turismo. Está según sales a la izquierda en unos soportales que hay en una rotonda en obras. Allí­ nos informan de que el camino hasta la plaza de los milagros (o sea la torre y demás) nos llevará unos 25 minutos andando y no tiene pérdida. Aprovechando que hace una buena mañana nos vamos paseando. A medio camino nos detenemos para ver Santa Maria della Spina, coqueto templete gótico a orillas del Arno, y finalmente llegamos a la plaza. Impresionante espacio que recorremos mientras hacemos la foto inevitable, compramos unos recuerdos y nos separamos. Nosotros cogemos un ticket que nos permite visitar dos de los cuatro monumentos de la plaza, y optamos por il duomo y el cementerio. 5€ y los niños no pagan.

Il duomo merece una visita, y el cementerio también, no es un cementerio al uso, sino algo parecido a un claustro que contiene además un esplendida muestra de sarcófagos tardorromanos, medievales , relicarios, etc. Los impresionantes frescos que decoraban todas las paredes están en fase de reconstrucción después de los estragos que la II Guerra Mundial causó en ellos.

Visto lo visto acudimos al punto de concentración (una coqueta pastelerí­a bar situada en una esquina de la plaza, y desde allí­ volvemos a la estación por otro itinerario, viendo la Piazza del Cavalieri y sus palacios, iglesias, callejuelas y la zona comercial peatonal (Borgo Stretto y Corso Italia).

Esta vez cogemos el autobús urbano y en seguida estamos en el punto donde nos recogerá el autobús para el barco. Un bocadillo para matar el gusanillo y al barco, que está todo incluido…

Entre pitos y flautas, duchas y demás casí­ llegamos a la cubierta 11 a tiempo de ver como abandonamos el puerto. Un poco de piscina, la tertulia con los recién llegados y a cenar, que ya va siendo hora y mañana toca Roma.

Mientras fumo mi cigarrillo nocturno pienso en lo que he visto y lo resumo en una pregunta ¿Esto que he visto es una de las primeras potencias económicas del mundo? Vistos los trenes, el cuidado de calles y fachadas, el peculiar “modus conducendi”, la articulación de campo y ciudad, el estado de las zonas industriales, etc etc… ¿Quién lo dirí­a?

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