Asterix y el género

Hoy he oido en el telediario que se pretende que entre otros, los cuentos de Walt Disney, se rehagan de forma que eliminen las conductas sexistas y dignifiquen a la mujer como género liberándola de ciertos roles y asimilando así­ la igualdad de género que debe cuidarse en la educación y formación de nuestros menores. El caso es que llevamos años aplicando teorí­as parecidas y personalmente no veo que los niños y las niñas sean menos sexistas ni excluyentes hoy que antes. Si miro a los jóvenes mi escepticismo es aún mayor. si miro la televisión, internet y hasta la configuración de los grupos y las conversaciones en cualquier bar, disco o disco pub mi escepticismo ya es entonces absoluto.

Yo soy un ávido lector de las andanzas de Asterix y Obelix, y estoy de hecho intentando completar mi colección entre la que figuran incluso primeras ediciones en castellano de los tí­tulos más añejos. Y el caso es que tendré que esconder mi colección completada a toda prisa, antes de que me la embarguen y rectifiquen, y obliguen a su aún vivo dibujante a sustituir las páginas últimas con el banquete machista y sexista por otro banquete más acorde y adecuado en el que hombres y mujeres compartan jabalí­es en pie de igualdad. Posiblemente muchos otros aspectos deberán ser rectificados. Y Clarabella subirá al escudo, y Esautomatix cuidará los niños mientras su mujer atiza la fragua y da golpes sobre el yunque. Julio Cesar no será tal, y en un rincón perdido de las galias, invadidas por la mujer del cesar, la que debí­a ser honrada además de parecerlo (o era al revés, que ya no me queda claro) mujeres y hombres seguirán resistiendo a la invasora Roma, que si repartimos todo los marrones también. legiones de romanas poblaran los campamentos sin que eso amedrente a panoramixa la druida. Ideafix no tonteará con Falbala, sino con su apuesto novio, y Obelix hará calceta junto a su cantera de menhires.

Asterix en definitiva no será el protagonista, habrá que cambiar los tí­tulos y los rótulos, los bocadillos y los adornos, y entonces, nos daremos cuenta de que ya no es asterix reconvertido y pulido, es simplemente otra cosa.

Y es que, por no alargarme, tengo la impresión de que la historia no se escribe reescribiendo la hisotira, sino aprendiendo de ella, de sus aciertos y sus errores, de sus motivos y sus causas y sobre todo ello, avanzar construyendo nuevos libros y presentes más justos, y haciéndolos durar para que el dí­a de mañana sean también historia.

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