Trebiñu once again

Vuelve el contencioso por sus fueros, lo que, en el caso que nos ocupa, y habida cuenta del histórico régimen fiscal entre otras cosas de los alaveses, no deja de ser más un deseo que una realidad. Lo hace por el pronunciamiento que el consejo de diputados de la Diputación Foral de ílava ha emitido en relación al mantenimiento de su compromiso con los ciudadanos del enclave. Lo hace, reiterando su voluntad de convertirlo en la octava cuadrilla. Lo hace porque hace años, no tantos, un mes como hoy los habitantes del enclave expresaron de forma tan pací­fica como mayoritaria su deseo de ser oidos en sus pretensiones de alavesidad.

Hace dos años por estas fechas se preparaban precisamente unas jornadas para conmemorar el décimo aniversario de aquella consulta, la última. La conmemoración que la desaparición de Javi Ruiz hizo aplazar fue la de una iniciativa más surgida desde el enclave, no telegrafí­ada, . Una actuación que sumar a la de 1936 con un ayuntamiento repúblicano, o a la  de 1938 con otro franquista o incluso a la de 1940, cuyo manifiesto a favor de la integración en ílava  firmaron los vecinos de La Puebla de Arganzón casi por unanimidad. Y entonces no habí­a invasores como dicen los burgaleses que hoy los hay. Ni tampoco gobiernos vascongados a los que acusar de manipular. Ni tan siquiera los órganos provinciales del territorio alavés estaban gobernados por vascos nacionalistas. Hací­a años que estaban exiliados, detenidos o simplemente prudentemente enclaustrados en sus casas.

Hoy Burgos responde y dice, por boca del presidente de los populares burgaleses que “Ya lo sentimos, pero se tendrá que quedar con siete cuadrillas porque Treviño es de Castilla y León”. Como muy bien apunta uno de los comentarios a la noticia publicada en El Mundo de Castilla León, es significativo que desde castilla y león, burgos incluido se use con tanta frecuencia la expresión ser de, en vez de simplemente ser referida al enclave y su castellanidad. Somos suyos lo queramos o no, y piensan que debemos callar lo que pensamos si queremos obtener bienes y servicios para nuestros pueblos. Y no es así­. Ni en este ni en ningún caso. Y ya lo explicaré con más detalle. Baste ahora decir que, como contribuyente a la fuerza de Burgos, tengo todo el derecho a recibir de la administración castellana los bienes y servicios que me corresponden. Eso no es un favor. Y si por callarme recibo más de lo que me corresponde eso tampoco es un favor de la diputación ni de la junta. Eso es simplemente un abuso a costa de quitar recursos a quienes realmente corresponden para intentar con ellos comprar mi aquiescecncia y mi silencio.

Por otra parte, y ya con esto termino por hoy, sigo sin tener claro en absoluto que ílava necesite una octava cuadrilla. Sigo convencido de que, en la normalidad de la integración a que aspiramos, La Puebla de Arganzón es de forma natural parte de la cuadrilla de Añana, y Condado de Trevio, especialmente en su parte central y oriental, lo es de la de Campezo. Pero bueno, admitamos como mal menor el de esa cuadrilla fantasma y reclamemos de unos la materialización de los compromisos, y de otros, el olvido y la superación de ciertos tics no precisamente democráticos de forma que comprendan de una vez que el enclave no les pertenece, es más, que como autoridades democráticas nada les pertenece. Administran recursos y voluntades de los ciudadanos, y en el caso que nos ocupa, el del enclave, la cuestión de las voluntades está clara por mucho que se empeñen en enterrarlas con nuestro dinero y el suyo.

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