Desastres en cadena…

Ya no se si falla la educación infantil, la primaria, la secundaria obligatoria, la universitaria, la profesional o la de adultos. Ya no sé si falla simplemente la Educación. El caso es que hay que ver lo insolidarios y tocapelotas que somos. Los tiempos aquellos de las utopí­as vuelven con todo su calado, porque a menudo las realidades son frustrantes. Al menos para los que aspirábamos a un mundo más justo, más equitativo, y, sobre todo… un mundo con mejor rollo. Y es que definitivamente uno tiene la sensación de que las cosas avanzan a pesar nuestro, de que de la perrera municipal se han escapado todos los hortelanos, y que de todo la pléyade de expresiones sólo queda en la memoria aquella que decí­a ¿que hay de lo mí­o?

Cuando no es el auditorio es el tranví­a, cuando no el soterramiento, cuando no una residencia de ancianos o un ambulatorio, lo mismo da. Si hacen una carcel grande lejos nos quejamos, si la hacen pequeña y cerca también. Si dejamos la basura en un arbolito nos parece feo, si la recogemos con un gran asprador decimos que lo pongnan lejos. Si no hay cobertura protestamos, si nos ponen cerca las antenas nos quejamos. Si hay nucleares las cerramos, si ponemos molinos decimos que nos hacen cerrar los ojos. Si hay que hacer un pantano mejor en un valle cercano, y si es un parque primero es inutil y luego imprescindible. Si no  nos hacen caso son insensibles, y si se lo hacen a otro insensatos. Queremos participar y luego no avanzamos. No avanzamos y luego nos quejamos de que somos lentos.

Vamos, que realmente es dificil esto de ponerse de acuerdo. Cuantos más opinan más opiniones hay, y eso a veces es enriquecedor, a veces es tan solo un diálogo de sordos, un certamen de ingeniosos o un coro de narcisos. Eso si, digamos lo que digamos que í­bamos a decir si es el otro el que lo dice nos desdiremos al instantes. Más importante es la lid que el combate. Si no a ver como se me explica por poner un solo ejemplo, el fragor ecologista del PP. Que me explique alguien como el PP vasco incapaz de convencer a sus conmilitones de lo esencial del concierto para no sembrar el desconcierto, son tan raudos en animar a la nación en pleno representada pr sus representantes a salir como valedores de Saseta y Bernedo, de Oquina y Urturi, localidades montes y paisajes que posiblemente sus señorí­as desconozcan de cabo a rabo. Pues muy sencillo. Es el PSOE el que defiende lo contrario. En esto y en lo del concierto, y así­ nos va, todos en la opsición esperando a ser gobiernos para que nos opositen del mismo modo. Y mientras tanto, eso sí­, gastando papel y más papel en estudios y proyectos. Y es que como decí­a un extraño tipo que conocí­ en mis tiempos de estudiante en Madrid, aquí­ todos tenemos “grandes proyectos”. Los del referido nos los contaba mientras esperábamos que llegase alguien encargado de devolverle al frenopático del que se habí­a escapado…

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