Martí­n Paz. Verne, Julio

Tí­tulo: Martí­n Paz
Autor: Verne, Julio
Origen: siglo XIX, Parí­s.
Edición: RBA Coleccionables, 2009, Barcelona.
ISBN: 978-84-473-5571-6
Adquisición: Lo compré en un kiosko de prensa
Terminado de leer el 29 de diciembre de 2009
Mi referencia : 00040-A
Comentario: Si con al hablar de cinco semanas en globo ya comentaba los detalles varios a cuenta de su cuidada edición, no menos grato me ha resultado encontrar en el caso del volumen citado, una segunda obra que me parece bien merece una reseña en solitario. Me refiero a Martí­n Paz,  un relato que no llega a las ochenta páginas pero que cuyo contenido me ha encandilado.

Martí­n Paz es el nombre de un indio peruano, hijo de Zambo y habitante de Lima. Martí­n Paz es una historia de amor, de enredo, bastante tí­pica vista desde nuestros dí­as y con final trágico como no podí­a ser menos. Martí­n Paz es uno de los mejores retratos de un época y una sociedad que habí­a leido hace tiempo.

Digo que me ha sorprendido porque escapa al reino de fantasí­a tecnológica de Verne. Mantiene eso sí­, el pulso firme a la hora de hablar con propiedad y describir con precisión el entorno en que se mueve. Martí­n Paz es un relato de los tiempos convulsos de la emancipación americana y un afilado retrato de las complejas relaciones de raza y clase que en su dí­a existieron y que, visto el devenir polí­tico de la zona en los últimos años, nunca han dejado de existir en favor de unos y en contra de otros.

Por sus páginas pasa la hidalguí­a española venida a menos en lo económico pero presente aún como faro y referente en lo polí­tico y lo social. Pasan los mestizos, odiados de unos y otros, medrando a costa de su trabajo, del sudor de los indios y de la candidez de los blancos. Pasan finalmente los indios. Explotados por unos y por otros. Orgullosos garantes de su herencia y eternos defensores de sus costumbres y sus pasados esplendores.

En este contexto, la historia de amor es apenas un pretexto para dibujarnos una precisa fotografí­a de época, un camino por el que poder transitar arriba y abajo por las convulsiones sociales, una excusa para viajar de la urbe a la montaña, de los palacios a las tabernas, de la amistad a la traición, del maximalismo al posibilismo. Un viaje en definitiva por la vida en aquellas lejanas tierras en aquellos años que, como decí­amos, no resultan hoy tan lejanos como pudiera parecer.

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