Vaya con el tiempo!!!

Decí­a el otro dí­a que cuando no sabes de que hablar hablas del dí­a que toca. diré hoy que cunado no tienes ni ganas de saber el dí­a que toca, siempre queda el recurso amplimante recurrido de hablar del tiempo. Hablamos del tiempo en los ascensores, en las peluquerí­as y en las gasolineras. Miramos ansiosos las pantallas esperando que el oráculo nos ilustre y nos indique si podremos coger setas, champiñones o simples resfriados.

Aplazamos nuestros viajes en base a lo que nos dicen los metereólogos, e incluso acabaremos siendo capaces de casarnos o embarcarnos más pendientes de su pronóstico que de si es martes o trece.

El caso es que estamos en diciembre y hace frí­o. Y dicen que lo hará más. Y la gente se asombra. Y uno se asombra de que se asombre la gente. Y es que lo del mal tiempo y el buen tiempo es relativo. Que en esta nuestra tierra ni llueva ni haga frí­o en invierno no es buen tiempo. Es malo. Como malo es que llueva y haga frí­o en agosto. Es normal, incluso habitual, pero es malo. Nosotros tenemos bosques y praderas, y acuí­fer0s abarrotados porque llueve. No tenemos hoteles y resorts de esos porque hace mal tiempo.

Tenemos una vida gris como nuestro cielo, pero a la vez feritl y cálida como nuestro suelo. nunca seremos lo que nunca hemos sido porque siempre hemos sido lo que somos donde estamos.

Y dicho esto, que curioso resulta que hasta hablando del tiempo reaparece una y otra vez el espejismo homogeneizador. ¿Por qué será? ¿De quién será la obsesión?

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