Un dí­a más

Lo bueno que tiene el nuevo santoral es que cuando un dí­a no se te ocurre nada tiras de él y ya tienes tema seguro. Al hablar del nuevo santoral me refiero, claro está, a la sucesión de “dí­as de” en que se han convertido nuestros años. dí­as para todo que dirí­a el otro. Dí­as para pensar en por qué nos olvidamos de ellos el resto del año. Dí­as para poner a prueba nuestra capacidad memorí­stica.

Hoy tocan los derechos humanos. Y no tengo muy claro si los celebramos, los anhelamos, o simplemente los tomamos cmo excusa para organizar un banquete tras una conferencia. Y lo cierto es que ultimamente andan un poco torcidos los derechos estos. A una le echan de su paí­s y le dicen que si quiere volver que pida perdón por ser como es y que tenga a bien reconocer lo que no es. La buena señora dice que por ahí­ no pasa y que del disgusto se le han quitado las ganas de comer, y allá que nos ponemos todos a discutir sobre si hay que hacerle el avión con la cuchara, ponerle un embudo en la boca como a una oca o aplicar una medida más terapeútica tipo sonda. Nadie parece recordar que en este caso lo importante es por qué ha dejado de comer, no si come o no. Algunos de los que tení­an que ocuparse del asunto están ocupándose de otros asuntos más importantes, de calentamientos globales. Calentamientos atmosféricos, no sus habituales calentones ni la forma que tienen de calentar a sus súbidtos cuando se ponen respondones. Una vez más se preocupan de nuestro futuro y, sobre todo de que sigamos vivos y todo lo demás igual. Una vez más se interesan en que vivamos y desprecian el para y el como. Algo similar a lo que hacen los jerarcas de la iglesia más preocupados en que nazcamos que en las condiciones en las que trasitaremos por este valle que para algo es de lágrimas. Eso ya no parece su problema. Si hemos nacido pues ya está, ya es suficiente…

Y si acaso si todo se pone muy mal que nadie se preocupe. Ministros, ministrillos, ministriles y presbí­teros varios se ocuparán sin demora de inventar un dí­a para recordarlo. El dí­a de los humanos. Ellos seguirán comiendo y charlando y nosotros trabajando para que coman y charlen.

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