los becarios

Me estoy planteando muy seriamente buscarme un becario y poder de esta forma homologarme con el común de los mortales que no son comunes. Me refiero claro está a los mortales que disfrutan de sus dos o tres meses de vacaciones estivales y no son estudiantes. Ya dije en su dí­a que me maravilla, aunque sea solo en mi versión de columnista, eso de tener las mismas vacaciones que los polí­ticos, los maestros, los periodistas  y la gente de la radio televisión en general.

Lo que ocurre es que en mi versión bloguero bien pudiera decir aquello de… mi gozo en un pozo, y aquí­ ando, a lomos de m i portatil o mejor dicho, alomado por mi portatil dándole a la tecla, y claro, como estamos en verano y no pasa nada, y si pasa algo los que están de guardia no se enteran, o te lo cuentan al revés, o te lo cuentan al derecho pero como el técnico es becario también pues no sale,
o aunque salga, resulta que por fin nos hemos dicho ¡que coño, que estamos en verano! y nos pila desprevenidos, o sea que no nos pilla, con una cervecita en la mano.

Yo no se pero vista esta sequí­a a veces pienso que me gustarí­a jugar a elvira lindo y ponerme a escribir mis particulares tintos de verano, con isparticulaes niños, perros y demás fauna doméstica con parentesco o sin él… ya veremos si se me ocurre algo o acabo contratando hasta para eso, a un becario letrado.

5 comentarios

  • María Magain dice:

    Enciendes la tele, y permanece negra, en silencio. Buscas otros canales, toquiteas interruptores, botones y demás. Y no hay manera.
    Se ha ido, no está, no hay señales, ni modo alguno de recuperar la imagen, y la tele es una parte más de la vida diaria, y ahora ¿qué hago? ¿Llamo a una amiga? Juego con mis hijos , leo, no sé pero me gustaria saber si tiene arreglo o no. Pongo el ordenador, y me meto en un blog, y veo que no hay ninguna entrada nueva, el bloguero no está, y no hay nada que comentar, el café junto al ordenador no es un complemento de la escritura, es lo único que voy a hacer, tomar un café, muy bueno al café, me decido a llamar a una amiga, para contarle alguna cosilla, no hay cobertura, subo la persiana, para asegurarme de que el mundo sigue adelante, todos están en alguna parte, pero no en este momento. Todo, todo está organizado para que podamos satisfaccer nuestros deseos al instante, no podemos soportar la soledad, la sensación de tener que esperar a mañana me asusta, pero hoy voy a apagar el ordenador, y mañana volveré. Hermana, vuelva usted mañana
    Javier ¿Estás de vacaciones?

  • Paula dice:

    Buenas, te invito a que visites nuestro blog. Participamos en el concurso de “20 minutos” y necesitamos votos en la sección SOLIDARIOS.

    http://www.elmacarronsolidario.blogspot.com

    Gracias por tu tiempo
    Paula y Manuel

  • Deprisa dice:

    Yo también deberí­a buscarme uno rápido porque estoy viendo que me quedo sin vacaciones y el calor cada vez aprieta más…

    ¡Maldito calor!

    A ver si hay suerte y la inspiración te deja escribir tus particulares tintos de verano 🙂

  • Perséfone dice:

    Yo no sé en el caso de los demás pero si puedo decirte que en el caso de los maestros (o por lo menos de los educadores infantiles) los tres meses de vacaciones es un tópico tremendo: tenemos un mes como el resto de los mortales y además no podemos escogerlo: tiene que ser agosto sí­ o sí­.

    Vaya rollo.

    ¡Póngame otro becario, por favor! xD

    Un saludo.

  • María dice:

    Así­ sin más llega el verano como bien dices y te gustarí­a pasar dos o tres meses descansando haciendo como si nada, o todo aquello que nunca tienes tiempo. Pero la verdad es que , por lo menos en mi caso,no dejarí­a descansar al becario o becaria en cuestión porque lo que es más difí­cil, creo, es desconectar. De repente te encuentras en la playa, muy lejos de tu casa, y no haces más que pensar en tu correo, que hace una semana que no tocas un ordenador, y otro tanto que no buscas un nombre, un tí­tulo o una institución en google, o yahoo. Es como sentirse de maravilla sin fumar y desearlo con la misma insistencia. Y aquí­ estoy perpetrada en un mí­nimo locutorio donde no puedo ni estirar las piernas, con la barra de pan junto al ratón.. ¿Es importante lo que hago? Pues no. ¿Es imprescindible estar mirando la pantalla cada dí­a? Pues, no tampoco. Pero la rutina, es la rutina, y la cabeza es rutinaria, y se alimenta de lo que le das. ¿Vacaciones? Sí­, pero sólo unas horas.

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