Derrotas de junio

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 23 de junio de 2009

No está siendo junio un buen mes para los alaveses. Si acaso han sido precisamente los alumnos de los pocos que en conjunto han superado victoriosos el selectivo reto de acceso a la universidad. Se ve que afortunadamente no toman demasiado ejemplo de sus mayores, empeñados como estamos en cosechar una derrota tras otra, en identificarnos con la delirante marcha militar de los Luthiers. Aquella de “Ya el sol se levantaba en el poniente” con el inolvidable momento del perdimos, perdimos, perdimos otra vez épicamente cantado.

Muchos estarán pensando que me refiero a las derrotas del Alavés, y bien es cierto que por número y catastróficas consecuencias son de las de no olvidar. Así­ para empezar tendremos por lo menos una temporada en segunda B para recordarlas. Eso sí­íƒÂ­, puede también que a fuerza de ir bajando encontremos por fin un lugar en el mundo donde ganar a alguien, aunque no sean ni el Amurrio ni el Real Unión.

Otros intuirán que sin duda me refiero a las derrotas catalanas del Tau, del Baskonia que me gusta decir a mi. Y puede efectivamente que debieran ocupar un lugar preferente en el Olimpo de nuestras desgracias colectivas. Así­ podrí­Â­an aconsejarlo la reiteración en el verdugo, y esa sensación de labios manchados de miel mezclada con la cara que se nos queda.

Pero no, tampoco es esa la derrota que más me duele y me preocupa. Evidentemente que tampoco hablo del 7J. Como bien es sabido, y más aún en este caso, ese dí­Â­a ganaron todos. Hasta los que no jugaron. Y nuestros polí­Â­ticos preocupados con la abstención cuando,vistos los resultados a este y al otro lado de los Pirineos, a muchos los que realmente nos preocupan son los que votan.

¿Y qué más derrotas hemos sufrido los alaveses? Pues la más notable y desdichada. La del sueño de ver un coche alavés en las parrillas de salida de la fórmula 1. Nuestros Epsilón Euskadi codo a codo con las grandes escuderí­Â­as. Con esas marcas a las que hasta ahora sólo habí­amos podido acercarnos en el excalectric. Todo un proyecto serio e ilusionante sacado de la pista. Otra vez será. Si acaso, y visto el gallinero en que se ha convertido el circo automovilí­stico, casi mejor esperar a que escampe y ver entonces cómo queda el cielo. De momento nos consolaremos pensando en que falta menos para que acabe este nuestro particular mes horribilis, y que con un poco de suerte julio se encargará de evitarnos la tentación de cambiar el nombre a esta querida ciudad y pasar de Victoria sin C a Derrota con escarnio.

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