Verdades nucleares

Esto de Garoña empieza a ser un poco parecido al clima previo a una gran final o evento deportivo. ¡Menudo fin de semana que nos espera a los alaveses! Entre jueves, viernes y sábado podemos pasar de la euforia al llanto, de amanecer victoriosos el domingo haciendo nuestro particular triplete, a sobrellevar la mañana dominical con el aro hecho trizas, con la amenaza nuclear latente y con el glorioso camino de Amurrio, auqneu hasta esto último puede torcerse. ¡Menudo cuerpo de jota paara votar el domingo!

Cada uno de los frentes que he descrito tiene sus porpias normas y sus propias leyes. Sus verdades y sus mentiras. Su frente su espalda y sus costados. En el caso de Garoña el aliciente añadido es que todos opinamos en general de cosas de cuyo particular acostumbramos a saber podo y que además, según donde hayamos aprendido lo poco que sabemos, nuestras verdades pasan del blanco al negro con la misma velocidad conla que el rayo rompe las noches de verano.

Hay de todas formas unas cuantas cuestiones que resultan interesantes. Primero de todo el ver como un conflicto global tiene o puede tener enfoques o condicionantes minúsculamente sectoriales o locales. Me refiero a que en definitiva, el debate sobre la seguridad de las instalaciones, que en el fondo es lo que se ventila, o dicho de otra forma, la relación entre riesgos asumidos y rentabilidad energética afecta en uno u otro caso a miles, cientos de miles de ciudadanos. Sin embargo parte de los agentes que buscan condicionar la decisión son los municipios cercanos. Exiguamente poblados y mantenidos a costa de la central. Comprados, podrí­amos decir en cierto modo. Lógicamente no quieren ver como se agota su gallina de los huevos de oro. A ellos el riesgo les compensa, ¿pero al resto? Algo parecido podrí­amos decir de los setecientos. De los setecientos trabajadores que condicionan el cierre a su futuro laboral. A estos también el riesgo les compensa. Finalmente están los propietarios de la explotación. Tampoco son muchos y además viven muy lejos. A estos también les compensa. Como se ve, la verdad es la primera ví­ctima de este proceso de fisión, y salta por los aires convertida en pequeños átomos de interés. Sólo falta por ver si el gran gurú de los cálculos suma núcleos o electrones, protones neutrones o neutrinos, y descubre el camino para, una vez más, conseguir que el hongo nuclear se convierta en mágica chistera, y le permita justificar un donde dije digo digo diego y garoña para rato…

1 comentario

  • María Magain dice:

    Los riesgos nucleares no se pueden ponderar con los intereses creados….porque si caen los intereses puede haber una alternativa, pero si hay un accidente la salud, es la salud….

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