Javier Ortiz

Estaba buscando una categorí­a en la que encuadrar estas lí­neas, y me temo que se va a tener que quedar simplemente como diario. No tengo una galerí­a de ilustres ni una categorí­a de excecpcionales ni nada parecido.

Tampoco tengo mucho que escribir. No porque no tenga cosas que contar, sino porque es dificil escribir mejor necrológica que la que el mismo compuso y que puede hoy leerse en su blog (http://www.javierortiz.net/). Si que puedo decir, en lo que a mi me toca, que si este blog que estás viendo existe es en gran parte por la afición que cogí­ a la lectura del de mi tocayo. Recuerdo aún su versión primigenia, completamente textual, sin alarde tipográficos ni programacinoes ni nada por el estilo. Html puro y duro, pero con contenido. Se nos iba de vacaciones y todos suspirábamos aliviados cuando encontraba por fin el medio de seguir alimentando nuestras de un juicio crí­tico y a la vez bienhumorado del mundo este que nos ha tocado vivir y a él, el pasado martes, morir.

A mi que pasé de la nada al blog, del blog a las colaboraciones esporádicas y de estas a mi humilde columnita semanal me produjo en su dí­a una gran sensación ver publicada mi columna enla misma página que un artí­culo de Javier. La tengo guardada, por supuesto. fue para mi más que un honor, fue todo un premio del destino.

Pero como el mismo gustaba de decir… se empieza a morir gente que antes no se morí­a… y añado yo que visto lo visto se empieza a morir gente que nunca deberí­a morir, que de hecho nunca morirá mientras su blog tenga una visita, mientras sus libros habiten en las estanterí­as, y su voz en las fonotecas. En la memoria y el corazón de muchos de quienes le leimos está claro que ya tiene su hueco hace tiempo.

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