Paradigmas veleiensis

Hoy comparece Eliseo Gil ante las mismas juntas generales que, atónitas o tontitas, asistieron a su linchamiento hace apenas un par de meses. Para dejar clara su imparcialidad y sus firmes planteamientos “fresh air”, la diputada de euskera, deportes y cultura se permite el detalle de publicar un extenso artí­culo diciendo lo que a su jicio debe ser la comparecencia. Lo que debe o no decir y hacer el compareciente, lo bueno e intenso de la sacrificada labor que ella misma ha hecho, y con cierto misterio, incluso afirma que está a mitad de un camino que piensa recorrer entero. (Se ve que todaví­a no le han dado la ruta completa sus asesores). Termina por decir la buena señora que el tema de Iruña Veleia es paradigmático, y vaya que lo es, pero por razones diametralmente opuestas a las que ella piensa, o verbaliza de forma suboral, que no todo lo que se verbaliza es pensamiento ni el hacerlo implica en si el acto de pensar.

Tengo intención de desarrollar mis ideas al respecto del paradigmático devenir de la arqueologí­a en Araba, al margen de Veleias y veleidades. Pero hoy no puedo por menos que comentar, al margen de la autenticidad o no de los hallazgos en cuestión, algunas cuestiones acerca del paradigma veleia.

Veleia es paradigmático como escenario de construcción de verdades etéreas, volátiles e interesadas. Esto es, de verdades que se construyen sobre medias verdades cuando no mentiras, de verdades que se construyen sobre el filtro de las verdades que estorban y que tienen, por encima de la verdad, un verdadero interés en el que hay objetos, sujetos y complementos circunstanciales.

Empezamos atribuyendo el caracter de verdad absoluta a unos informes cuyo contenido tarda en conocerse, cuyos autores, salvo los más preminentes son difí­ciles de identificar y que, en todo caso, no son ni los únicos ni los mejores del planeta. Pero como lo dicen los expertos, la discusión empieza por el final, los hallazgos son falsos, en vez de por el principio, ¿son falsos los hallazgos? ¿todos?

Seguimos con las verdades falsarias y tenemos que eliseo no se ha defendido y ha sido participe de la comisión que le ha liquidado. ¿Se practicaron acaso las pruebas que él solilcitó? ¿se llamó a los expertos que él indicó? ¿se realizó la excavación en paralelo que propuso? ¿conoció el contenido de los informes, realizados por separado, a la vez que el resto? Pero no, su falta de defensa es un ataque para él. Y lo dicen quienes debieran saber que el mismo dí­a que se poní­an en común los informes individuales, las conclusiones ya estaban escritas y la orden foral de desalojo también. Se olvidan de que a la vez que le daban la carta de despido se olvidaron de convocarle a la comparecencia, se olvidan de todo eso y persisten en que no se defendió cuando debí­a. ¡Pero si no es cuestión de ataque o defensa, al menos para él! El pensaba que estaban investigando entre todos, no todos contra él.

Se le acusa igualmente de cierto egolatrismo, de haber dado a la luz hallazgos cuya investigación y verificación no habí­a concluido, de actuar en este sentido de forma precipitada, negligente y hasta con cierto afán de estrellato. Esto lo hacen los que conocieron el tema por filtraciones interesadas y presionaron, sin descanso y hasta con amenazas para que la presentación se hiciese. Los mismos que cuando se presentaron los elementos cuya investigación más avanzada estaba, no tuvieron recato alguno en filtrar al público que también habí­a otros con palabras en Euskera. Vamos, que todos sabemos que Eliseo no hizo, en lo que a la difusión de los hallazgos se refiere, otra cosa que seguir a trancas y barrancas la enorme presión de los medios. Pero muchos se olvidan incluso de sus palabras y siguen construyendo el paradigma del sabio egocéntrico.

Finalmente, los más sagaces han descubierto intereses polí­ticos en el asunto. Pero hasta en esto el panorama es tan complicado que visto en conjunto se derrumba solo. Se le acusa de ser un lacayo de Sabin Etxea para contribuir al misticismo del nacionalismo vasco. Pero resulta que la herramienta que se ha usado para eliminarlo es una diputada de cultura que lo es más de euskera que de cultura, y a la que es dificil ganar en esto de ser abertzale. Resulta que el diputado general y su lugarteniente, digo teniente de diputado, ambos del PNV, le han negado el pan y la sal y que para más inri euskotran y el departamento de cultura, ambos en la órbita del PNV, le han retirado su apoyo y hasta su financiación. Resulta que se le acusa de haber medrado a la sombra del PP, y de ser defendido por el PSE. ¿En que quedamos? ¿a servicio de que nacionalismo está?

Como ya he dicho en otras ocasiones, al pobre Eliseo todo esto le ha venido grande. Se ha quedado en el centro de un mundo plagado de intereses en el que los polí­ticos no han dejado de ser instrumentos de otros estamentos, bien por ignorancia, bien por buena fe o bien a mala baba. Pero de eso ya hablaremos más despacio.

Ahora no me queda más que regalar al compareciente unas palabras del genio de la estrategia militar Clausewitz:

  • El defensor es la mayorí­a de las veces el más débil, no sólo en fuerza, sino por todas sus circunstancias, la mayorí­a de las veces o no estaba o no se creí­a en condiciones de dar a su victoria una gran consecuencia, y se conformaba con el mero rechazo del peligro y con haber salvado el honor de sus armas. No cabe duda de que el defensor puede estar atado en esa medida por su debilidad y sus circunstancias; en todo caso, a menudo se ha tomado lo que sólo debí­a ser consecuencia de una necesidad por la consecuencia del papel que se representa como defensor, y se ha creado neciamente la imagen de la defensa en el sentido de que las batalla sólo se orientan al rechazo, y no a la aniquilación del enemigo. Consideramos este uno de los más nocivos errores…

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